Cuando Tommy nació, hace casi 17 meses me pregunté en varias oportunidades, ¿por qué a mí? Realmente no podía, ni pude encontrar respuestas, hasta que decidí cambiar el sentido a esa incógnita y entonces me pregunté ¿Por qué NO A MI?.
Desde entonces comencé a encontrar no sólo respuestas, sino también:
Comprendí que cada niño tiene tiempos diferentes,
Degusté el sabor de un beso dado con amor,
Aprendí a leer la expresión de una mirada, o el de una sonrisa,
Descubrí que los verdaderos sentimientos nacen del corazón.
La verdad es que son 4 virtudes y no es de egoísta contarlo, no todos tienen la suerte de que una personita como Tommy pueda enseñar tanto, es tal como lo dicen : el AMOR de un niño con Síndrome de Down no puede medirse, no tiene límites. Es más de lo que una madre merece, es UNA CARICIA QUE LLEGA DIRECTA AL CORAZON . No hay otras palabras.
Un beso grande y una vez más, gracias materna por regalarnos este espacio.
Andrea Bartolacci - Rosario (S. Fe)