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Desarollo del niño

Ingreso escolar: desafío de los grandes

Ingreso escolar: desafío de los grandes

En esta nota, materna dialoga con la Licenciada en Psicopedagogía, Florencia Amaya. Su conocimiento de padres y alumnos a través de su experiencia en escuelas nos revela consejos y la actitud más acertada para encarar el traspaso del preescolar a primer grado. 

Ingreso escolar: desafío de los grandes

Corridas, reuniones, averiguaciones, uniformes, cambios de horario … parecen el fin. Una nueva etapa está por comenzar …Toca pasar a primer grado. ¿Cómo acompañar al hijo en la adaptación a la primaria.

La adaptación de los niños del prescolar a primer grado

La adaptación en esta etapa no solo involucra al niño, sino en gran medida a los padres. Los hijos ya probaron el salir de casa para adaptarse a una institución cuando ingresaron al Jardín. Esto no quita que para algunos siga siendo difícil. Sobre todo después de unas vacaciones largas como son las de verano. Pero, es importante saber que si la madre vive este nuevo proceso con inseguridad, angustiada o sobreexigida, esa sensación se va a trasmitir al chico.

Una actitud recomendada sería la de “aceptar nuevos desafíos”. Las novedades suelen generar inseguridad, pero pasado el primer momento, ese sentimiento puede traducirse en la satisfacción por haber superado la ansiedad. Esto sirve para educar en el valor del esfuerzo, sostiene la Psicopedagoga Florencia Amaya. Hay que darle a los hijos, la confianza para que acepten el desafío. De esa manera los preparamos para ser inquietos intelectual y socialmente y sobre todo con seguridad en sí mismos, concluye.

¿Qué significa el ingreso a primer grado?

El ingreso a primer grado marca un hito en la historia familiar, así como el nacimiento del primer hijo suele marcar un cambio en el matrimonio. La conciencia de que la familia avanza y crece es muy fuerte. 

Para el hijo, este cambio lo impulsa a nuevo mundo de responsabilidades. Aunque todavía son pequeños y las expectativas deben ser siempre acorde a su edad, pareciera que todo se pone más “serio” en la primaria. Los horarios, el cuaderno, la cartuchera, el uniforme.

Consejos a tener en cuenta en el ingreso a primer grado:

Lo primero es tener confianza en lo actuado como padre, en el desarrollo del chico y en la institución a la que acudió antes. Muchas maestras jardineras trabajan durante la última etapa del nivel inicial para manejar las expectativas de los preescolares. Si el jardín queda en el mismo establecimiento que la primaria, los docentes suelen organizar visitas al sector para ir acostumbrándolos. Por otra parte, a través de pequeños gestos, se trabaja en los futuros hábitos a adquirir como manipular una cartuchera  “como la que se usa en primer grado”. Son pequeñas actitudes que los niños van incorporando y que les facilitará la adaptación en la próxima etapa.  

Hablar del tema en el hogar: abrir el espacio para escuchar cómo se sienten y qué se imaginan de lo que viene. Permitirles exteriorizar sus emociones. Es importante acompañar desde casa esos temas para que el niño se adapte a los cambios y los tome como “desafíos que están dentro de mis posibilidades” y no como algo peligroso. Por supuesto, hay que dejar el espacio para que sepan que si les cuesta al principio, no es que estén haciendo algo mal, sino que los cambios exigen sus tiempos y a veces demoran un poco más de lo que se imaginaban

Transmitirles la confianza en sí mismos para adaptarse a los cambios. Un chico que ha desarrollado una autoestima saludable, tiene ganas de crecer, le gusta el desafío de no seguir haciendo lo mismo que antes. Esta actitud está en la base de los aprendizajes futuros: saber más siempre significa cambiar, tener que asumir otras responsabilidades y eso por un lado cuesta y por el otro produce satisfacción. Todo esto se transmite con la actitud que toman los padres frente a la nueva etapa: ni minimizarla como si no pasara nada, ni tampoco llenarla de fantasmas. Es bueno vivir el inicio de clases como una fiesta y estar muy atentos a la vuelta para escuchar y disfrutar del desafío.

Si tu hijo es más pequeño y está ingresando al jardín, te recomendamos que leas Qué es y para qué sirve la adaptación al jardín. 

  • Un paso previo :¿Qué hay que tener en cuenta para elegir el colegio?

Lo primero es buscar una institución que coincida en los valores y criterios de la propia familia. No siempre hay una coincidencia absoluta, pero hay que tener en cuenta que de ese entorno saldrán los amigos del niño y el estilo de vida de las familias del colegio es el que va a condicionar la vida social de los propios hijos. 

Los valores y el concepto básico de persona de un colegio se pueden encontrar en el Ideario de la institución. Generalmente es lo primero que les dan a leer a los padres cuando se acercan a pedir información. Los valores de la institución también se ven al conocer personalmente a los directivos: el modo de ser de un directivo nos muestra indirectamente lo que para esa persona es importante en la vida. Es conveniente preguntarle cómo se capacitan los maestros, y cómo se trabaja con los niños con dificultades, y el sistema de comunicación entre los maestros y las familias. Para conocer el colegio, además de tener entrevistas con los directivos, es importante verlo en funcionamiento, recorrerlo y preguntar todo lo que nos llame la atención.

Las preguntas hay que pensarlas un poquito: tenemos que saber qué ideas tienen sobre educación en general, como se tratan los casos difíciles, como se maneja la disciplina, cómo es la comunicación con maestros y profesores, cómo son las reuniones de padres, si cuentan  con gabinete psicopedagógico, etc.

Hay un “ambiente escolar” que se respira cuando uno recorre el colegio.  Es bueno preguntarse ¿Yo dejaría mi hijo acá 8 horas? ¿Estaría tranquila?

Es importante conocer las características personales de nuestro hijo. En general una familia se “compra” un colegio para todos los hijos, pero a veces hay chicos que no encajan en algunas modalidades: porque necesitan un seguimiento más personalizado, o aulas con menos alumnos, o  un colegio que sea más flexible. En esos casos no hay que dudar y seguir buscando el que mejor se adapte a las necesidades del niño. No es raro encontrarse chicos que desarrollan un trastorno de aprendizaje simplemente por estar en el colegio equivocado.

La ubicación física también es un tema: según las organizaciones familiares, trabajos, posibilidades de traslados, etc. En este sentido también hay que tener en cuenta los traslados que supongan los programas de fines de semana.

 

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