¡¡¡Por suerte llegó el verano!!! Los días son más largos y los padres pueden compartir más tiempo con los hijos durante las vacaciones y disfrutar de actividades al aire libre.
Cuando se eleva la temperatura ambiente, el cuerpo tiene como mecanismo de defensa la transpiración para refrescar la piel y mantener la temperatura corporal, pero a través de la transpiración se pierden agua y sales minerales.
Los niños son especialmente vulnerables a los efectos nocivos del calor excesivo y es más fácil que se deshidraten, razón por la cual se debe procurar que ingieran líquidos de manera frecuente.
Los líquidos que se pueden brindar son: agua, jugos de frutas naturales, caldos de frutas fríos; evitar el consumo de gaseosas o jugos comerciales por su contenido en azúcar que condiciona a malos hábitos alimentarios.
En cuanto a los alimentos o preparaciones culinarias, lo mejor será elegir aquellas que sean de fácil digestión:
• Preferir carnes magras asadas o al horno, evitar las frituras o preparaciones tipo estofadas, si se consumen preparaciones con carne de vaca picada siempre observar que esté cocida en el centro. Los pescados son una muy buena opción siempre y cuando estén frescos.
• Como guarnición se pueden elegir vegetales crudos (bastones de zanahoria o pepinos, palmitos, ramitas de blanco apio, remolacha cruda rallada, etc.) o cocidos fríos/calientes (rodajitas de zanahoria, remolacha en cubos, flores de brócoli o coliflor, pastelitos hechos al horno de espinaca o acelga, revuelto de zapallitos, etc.)
• Otra opción es usar cereales como el arroz frío combinados con vegetales en ensaladas o también los fideos fríos en ensalada.
Las frutas pueden usarse como postre o colaciones o como parte del desayuno/merienda: recordar que con estos alimentos se pueden hacer muchas preparaciones además de comerlas frescas. Las frutas son una buena opción para llevar como colación a la playa ya que no requieren ningún recipiente especial para su conservación, se pueden llevar enteras ya limpias (manzana, pera, durazno, damascos, uvas, bananas) o ya cortadas en recipientes (melón, sandía, ananá). Para incorporar más líquidos se pueden hacer gelatinas con frutas.
Es importante observar en los días de mucho calor y en los lugares de veraneo, las características de los alimentos y evaluar si en el sitio en donde se realizan las compras cumplen con las normas adecuadas para su conservación (sobre todo en los productos lácteos y carnes). El verano, por las altas temperaturas que se presentan, es un período muy propicio para que los alimentos se descompongan más rápido; por lo que hay que extremar las medidas de higiene de los alimentos y la personal.
Cabe destacar que el consumo de alguno de estos alimentos o preparaciones deberá estar recomendado por el pediatra y/o nutricionista, o según el período de ablactación en el cuál se encuentren los niños.