Termorregulación
El bebé prematuro tiene dificultades para mantener su temperatura ya que por sus características corporales pierde calor por todas sus diversas formas: convección, al carecer de grasa subcutánea y por irradiación hacia las superficies frías que lo rodean. En los primeros días, si requiere cuidados especiales, no se lo puede vestir íntegramente ya que debe ser observado y tiene colocados sobre su cuerpo electrodos para su control. Es por ello que se lo asiste en incubadoras cerradas o abiertas. Estas últimas se las llama servocunas.
Descenso de peso
La alimentación del prematuro es difícil. En general, antes de las 34/35 semanas de edad gestacional no se alcanzan una succión y deglución adecuadas y sin riesgo. Por ello se les coloca sondas naso u orogástricas y especialmente en los menores de 1500 grs. También se les aporta alimentación por vía endovenosa. A esta modalidad se la llama alimentación parenteral. Frecuentemente los primeros días los recién nacidos pueden presentar intolerancia a alimentación por sonda, lo que se expresa por la presencia de residuo en el estómago. Esta situación obliga a suspender o aumentar los aportes muy lentamente. Estas condiciones motivan que se produzca un descenso de peso que habitualmente es del 8 al 10 % del peso de nacimiento.
Síndrome de dificultad respiratoria
Por su condición de prematurez estos bebés tienen sus pulmones no enfermos ni malformados, pero casi siempre inmaduros. Es decir, no han completado su desarrollo y carecen de una sustancia llamada surfactante que es responsable de mantener los pulmones expandidos. Los recién nacidos con síndrome de dificultad respiratoria respiran más ligero (taquipnea), muestran que la respiración les demanda más esfuerzo (retracciones) y se puede escuchar un “quejido” que expresa su intención de retener el aire durante la expiración. Ante esta situación, si no se trata de un síndrome de dificultad respiratoria transitorio, exigirá la administración de oxígeno y de diversas formas de apoyo respiratorio a las cuales nos referiremos más adelante y que son muy exitosas.
Ductus arterioso
Es un conducto vascular entre las principales arterias: aorta y pulmonar. Su existencia es fundamental para la circulación intrauterina. Luego de nacer este conducto debe cerrarse y esto es lo que ocurre en la mayoría de los casos, excepto precisamente en los prematuros. En muchos de ellos se mantiene abierto lo que resulta perjudicial, ya que ahora el pulmón funciona para su objetivo: la oxigenación de la sangre. Ante esta situación se administra un medicamento denominado indometacina que produce el cierre llamado “farmacológico” del ductus arterioso. Excepcionalmente se requerirá el cierre “quirúrgico”.
Apneas
Significa la detención de la respiración. Es una característica desafortunada pero típica de los prematuros. Ocurre nuevamente por inmadurez, esta vez del sistema nervioso central. Se detecta por su observación y por los diversos monitoreos de control, especialmente los llamados saturómetros que muestran cuando la oxigenación de la sangre es insuficiente. Existe una medicación llamada xantina, la más frecuentemente utilizada es la cafeína. También existen sistemas de apoyo respiratorio. Al cumplirse determinada edad gestacional (próxima al término) las apneas desaparecen.
Ictericia
Todos los prematuros se ponen más o menos “amarillos”. Ocurre que un pigmento llamado bilirrubina aumenta, como siempre, por inmadurez esta vez del hígado. No se trata de una enfermedad. El problema es transitorio y a veces requiere un tratamiento simple y no invasivo llamado luminoterapia, que consiste en la colocación de lámparas especiales sobre la incubadora.
Infecciones
El prematuro es inmunológicamente imperfecto, lo que se llama huésped comprometido. Los servicios de Neonatología extreman los cuidados para evitar las infecciones. La necesidad de tratamientos “invasivos” como los accesos endovasculares (venoclisis) y los tubos endotraqueales asistencia respiratoria mecánica) conlleva a que infecciones puedan producirse, especialmente en los RN de menor peso o con mayor tiempo de canalizaciones. Existen antibióticos para el control de esta complicación.
Retinopatia del prematuro
Nuevamente el prematuro tiene la vascularización de su retina incompletamente desarrollada, los vasos sanguíneos que la retina necesita aún no han llegado a la periferia y pueden encontrar dificultades para hacerlo. El manejo del oxígeno, cuando es administrado, debe ser controlado en forma mandatoria, es decir con el monitoreo correspondiente y el ajuste óptimo de su concentración. Además es obligatorio el control del fondo de ojo por el médico oftalmólogo, desde la cuarta semana de nacimiento hasta que se complete la mencionada vascularización de la retina. En algunos prematuros extremos, a veces es necesario efectuar tratamiento con láser.
Displasia broncopulmonar
Como consecuencia de algunos eventos prenatales no tratables o como resultado no deseado de la intensidad de la asistencia respiratoria mecánica, algunos bebés de muy bajo peso al nacer desarrollan una enfermedad crónica llamada displasia broncopulmonar. En ellos los pulmones son más rígidos y sus bronquios “más reactivos”. Exigen tratamientos prolongados que a veces incluyen la administración por tiempos extensos de oxígeno con “bigoteras”. Excepcionalmente son dados de alta con oxígeno domiciliario. El pulmón enfermo con el tiempo se regenera y los niños entonces se desarrollan normalmente.