A los cinco o seis años pensamos que ya están grandes para seguir temiéndole al pediatra. Pero el rechazo al profesional es habitual y generalmente viene por un recuerdo que los niños guardan en su memoria. Y no es de locos. Ellos asocian la situación a un malestar, y todo lo que implica ir al médico con la recomendación de tomar remedios desagradables, vacunas, etc. (Pobres médicos, se llevan la peor parte).
Este recuerdo no tiene porqué relacionarse directamente con el pediatra que lo atiende, sino con la situación. Son pocos los que recuerdan la consulta como un lugar agradable de diversión o meramente una charla o control. El niño vincula la enfermedad con el consultorio, al igual que la mayoría de los adultos. Estar enfermo significa sentirse mal y no poder hacer muchas de las cosas que les gusta.
Entonces, ¿qué hacer cuando se niega?
Si tu hijo llora, grita o patalea cada vez que tiene que ir al pediatra …es porque tiene miedo. Por más que parezcan minúsculos sus temores, ¡no lo son! Entonces, paso uno, es muy importante no ridiculizarlo, ni compararlo con otras personas. "Mirá Pepito qué bien se porta..." es fatal.
Lo mejor es ayudarlo a canalizar o interpretar su disgusto. Preguntarle por qué tiene miedo y dejarlo que cuente lo que piensa, sin obligarlo. La escucha activa ayudará a que tu hijo sienta que hay lugar para expresar sus conflictos y que no es menos valiente por hacerlo. Apoyarlo y decirle que lo que le pasa es normal, construir una relación positiva y comprensión, quitará el peso al niño.
En segundo lugar, si hay confianza, sería bueno telefonear al Doctor en privado y anticiparle la situación para que él o ella sepan cómo lidiar con él.
Paso previo y que todavía, aunque parezca mentira, se escucha, fundamental eliminar el “si te portás mal te llevo al pediatra para que te pinche”. Increíble.... pero todavía se escucha.
Un pediatra para siempre
En ocasiones, los cambios de obras sociales, medicinas prepagas o planteles de hospitales obligan a cambiar al profesional. Sería bueno tratar de mantenerlo, pero si no es posible, con paciencia y mucha charla, se puede lograr la confianza.
Estrategias para ayudar a tu hijo
- Decirle con naturalidad que hay que ir al médico.
- Hablar positivo del pediatra.
- No mentirle si lo tienen que pinchar o hacer algún examen
- Preparar algún plan divertido para después de la consulta, siempre que su salud lo permita.
- Dejar que él hable y cuente lo que siente.
- Alentarlo a que juegue a los médicos en casa.