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Revista Conexión: El consumo de golosinas en la infancia

Inapetencias, jugos y dulces

Inapetencias, jugos y dulces

La revista Conexión de Laboratorios Andrómaco, te ofrece un análisis del consumo de golosinas dulces y refrescos en la infancia. ¡ No te lo pierdas!

Inapetencias, jugos y dulces

Las soluciones glucosadas superiores al 20% determinan un cierre del esfínter pilórico. En el caso de alimentos azucarados, como caramelos y pastillas, la concentración de azúcar en el estómago está dada por la cantidad y el ritmo con que se ingieren. Por lo tanto, el consumo desproporcionado trae inapetencia.

En los helados se suma la alta concentración de azúcar y la baja temperatura que también retarda la evacuación gástrica. Puede administrarse como postre a los niños mayores de un año, pero se desaconseja entre las comidas.  

Si la dieta es rica en hidratos de carbono, producirá fermentación intestinal, distensión abdominal y flatulencia con ganancia rápida de peso. Si la dieta es muy rica en grasas, se retrasa el vaciamiento gástrico con distensión, se provocan molestias abdominales, y también se produce excesiva ganancia de peso. Las altas concentraciones de lactosa u otros azúcares pueden provocar deposiciones blandas y frecuentes. Se debe tener en cuenta que la mayoría de los trastornos del apetito comienzan entre los 6 y 18 meses, donde suelen aparecer preferencias y aversiones alimentarias.  

Entre el tercer y cuarto año de vida, con el comienzo del jardín de infantes, el niño pasa gran parte de su tiempo en grupos de juego y visitas a casas de amigos, vecinos o parientes, con los que socializará e influirán en la elección de la comida y la forma de comer; teniendo así muchas oportunidades de satisfacer su apetito con alimentos de agradable sabor y poca nutrición que contribuyen a incrementar la ingesta de grasas e hidratos de carbono. Además, estos refrigerios suelen ser ingeridos en horarios inadecuados lo que contribuye a rechazar posteriormente las comidas principales.  

Los jugos artificiales, las gaseosas y las bebidas azucaradas aportan “calorías vacías” y es aconsejable que sean reemplazados por alimentos más nutritivos, para evitar la obesidad por consumo extra de calorías y las caries dentales, ya que existe una relación directa entre esta patología y la ingesta de azúcares. Sería prudente limitar el consumo de jugos de fruta en niños pequeños a menos de 350 cm3 / día. Si los niños son condicionados tempranamente en la vida con líquidos dulces de alta carga energética, puede decrecer el apetito, alterar el ciclo hambre-comida-saciedad y tener dificultades para aumentar de peso.

  Es importante favorecer el consumo de agua pura, y la mejor forma de hacerlo es con el ejemplo y la disminución del consumo de gaseosas para ocasiones especiales, salidas o paseos, cumpleaños, etc. El consumo de fluidos de alto contenido calórico o energético es capaz de producir una amplia variedad de síntomas, como el dolor abdominal recurrente que puede aparecer entre el primer y cuarto año de vida, por mala absorción de fructosa y sorbitol, componentes habituales de los jugos, también puede asociarse con diarrea leve y/o intermitente.

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