Pocas parejas piensan en el impacto que el nuevo bebé tendrá sobre sus vidas, su trabajo, sus emociones y sus sentimientos mutuos. Es frecuente que los padres den tanta importancia al cuidado del bebé que presten demasiado poca atención a su propio cuidado.
Con la llegada del bebé, tanto las madres como los padres encontrarán que el mundo a su alrededor se ha alterado y esto puede provocar temores y angustias que al ser conversado con otros pares o con un profesional se despejan rápidamente, conectándose con la maravillosa experiencia de ser padres sin desatender a otras áreas que conforman a cada persona.
Hay una gran diferencia entre una pareja y una familia. Un hombre es muy diferente a un padre, y de ambos se esperan cosas diferentes. Del mismo modo una madre es diferente a una mujer. Tal vez es el momento de que cada uno preste mucha atención a las necesidades del otro y busque la manera de demostrar su interés. El instinto para criar a un niño es fuerte y la alegría y la satisfacción que sienten la mayor parte de los padres supera ampliamente los inconvenientes y limitaciones que deben enfrentar.
Los primeros días después del parto suelen ser desconcertantes, pasando por diferentes períodos en los que son atendidos por varios profesionales y momentos en los cuales están solos, en general no sin dificultades. Aunque el cuidado cotidiano del bebé les deja poco espacio para la relación de pareja, estas cosas pueden unirlos si se concentran en compartir cosas simples y disfrutan de las primeras "monerías" del bebé.
Cuando una pareja tiene su primer hijo, nacen con él tres nuevas relaciones: mamá-bebé, papá-bebé y la de la madre con el padre entre sí, siendo esta última la más compleja, ya que si bien entre ellos ya existía una relación anterior al nacimiento, lo novedoso es vincularse desde los roles de madre y padre, con la respuesta particular que cada uno tenga frente a ello y a partir de allí es necesario "rediseñar" la relación
Para ello es importante que el reciente papá sepa que su mujer se siente muy vulnerable, tanto en lo físico como en lo emocional y que su afectividad se encuentra concentrada en su relación con el bebé y que esto no representa un rechazo hacia él, que necesita de su ayuda para no sentirse agobiada en las tareas diarias y para recuperar su identidad; que las mamás tengan presente que a ellos también le pasan cosas, que esta situación es nueva y tal vez confusa para ambos y que por lo tanto él también requiere su atención y comprensión. El hombre debe retomar su actividad laboral inmediatamente y el mundo de hoy no permite "distracciones", es decir que las exigencias continúan "como si nada hubiera sucedido" y en consecuencia es probable que el papá se encuentre en una situación de mucha presión. Por eso si los dos comienzan esta etapa con el convencimiento de que los primeros meses pueden ser de trabajo duro, podrán apoyarse mutuamente y demostrarse que están haciendo lo que cada uno puede, desde la mejor de las intenciones.
La sexualidad es uno de los aspectos de la pareja que varían durante el proceso de búsqueda, embarazo y pos parto. Ante la llegada del alta médica, es decir el permiso que el médico otorga a reiniciar la vida sexual activa, muchas parejas se encuentran con que uno de ellos o ambos no logran conectarse con el deseo sexual, al menos de la misma manera que antes del embarazo.
Lo primero que debemos destacar es que el alta habla de la aptitud física, orgánica de esa mujer para mantener relaciones sexuales, y que esto nada dice de las ganas, del deseo de los miembros de la pareja hacerlo. El consejo más generalizado acerca de cuándo retomar las relaciones sexuales es, luego del alta médica, en el momento en que los dos sientan que están preparados y tienen ganas de hacerlo. Este re- encuentro desde estos nuevos roles a veces no es sencillo, es común sentirse diferente en relación al sexo luego del nacimiento de un hijo.
- Cuáles son aquellas cosas que dificultan ese encuentro?
En el caso de las mujeres podemos mencionar:
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Sensación de pérdida de la intimidad, de la libertad, en relación a la llegada del bebé.
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Pérdida de su propia identidad en relación a los roles que no ejercita activamente.
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Transformación del cuerpo, que no es el único cambio pero es el visible y no de menor importancia: ya no es el cuerpo del embarazo que las mujeres en general erotizan fácilmente, no es el cuerpo anterior al embarazo y entonces lleva un tiempo adaptarse al mismo.
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Roles que entran en conflicto: ser mujer- ser madre, y la respuesta singular que cada una de a ellos.
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Simbiosis madre- hijo que debe ir cediendo par dar lugar al hombre.
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Consideraciones físicas: incomodidad por inflamación vaginal, loquios o hemorragias, lactancia, cansancio, etc.
En el caso de los hombres:
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Impacto de haber visto a su mujer en el momento del parto.
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Ver en su mujer una figura totalmente maternal.
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Implicarse como padre desde la exigencia económica y por lo tanto laboral.
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Temer hacerle daño a su mujer.
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Situar el cuerpo de su mujer como perteneciente al bebé, más aún durante la lactancia.
Para ambos:
1. antes eran 2, ahora son 3 en el cuarto o en la casa
2. cansancio, ya que la demanda del recién nacido es total
3. necesidad de tiempo de adaptarse ala nueva situación
- Cómo facilitar el re- encuentro?
En primer lugar es importante no acceder a un encuentro íntimo sólo por suponer que el otro quiere, y tener presente que esto sucede y que pasa: es cuestión de tiempo, de adaptación a la nueva situación, de conversar con la pareja acerca de esto ya que la conversación fluida evitará que esto sea un problema. También es bueno facilitarse encuentros de juegos amorosos: caricias, abrazos, besos y así darse tiempo para re- encontrarse con el propio cuerpo y el del otro antes del encuentro que re- iniciaría la vida sexual activa.
En el momento del embarazo y nacimiento de un hijo, las mujeres se enfrentan con aquellos modelos de maternidad que la han acompañado en su desarrollo, desconociendo muchas veces su propio criterio al respecto, y repitiendo formas con las cuales muchas veces ni siquiera están de acuerdo. Es por ello que muchas decisiones cotidianas están teñidas de angustia y de culpa cuando la vida continúa desde nuevos roles: ser madre y ser mujer. Este proceso trae como consecuencia una modificación de la imagen de sí y del otro, nuevas modalidades de contratos de la pareja, y una nueva posición de la mujer en relación a sus otros centros de interés: amistades, ámbito laboral, formación académica, tiempo libre, etc.
Hoy en día muchas mujeres trabajan, ganan dinero, estudian, buscan su propio placer, pero organizar sus vidas más allá de la maternidad se vuelve a veces un camino difícil, de “transgresiones”, de culpas y de sobre exigencias. Siempre es importante tener presente que nuestros hijos necesitan como madres mujeres felices. Para ello debemos preguntarnos por nuestros propios deseos más allá de los mandatos, tratar de lograr un equilibrio entre el tiempo que destinamos a nuestros hijos y nuestras actividades, recuperar parte de nuestra identidad perdida.
- Sugerencias para facilitar este tiempito...
1. Darte tiempo y aceptar que los primeros tiempos del bebé en casa, puede resultar difícil
2 . Aceptar la ayuda de amigos, familiares y profesionales
3. Compartir con tu pareja lo que sentís y guiarlo en relación a lo que necesitás para sentirte mejor
4. Conversar con tu pareja acerca de cómo están frente a esta nueva situación y planear actividades juntos
5. Recuperar actividades que desarrollabas antes del nacimiento: trabajo, estudio, actividad física,
encuentros con amigas
Es posible que en cuanto te hayas adaptado a tu nuevo rol de madre y logrado una rutina apropiada para tu familia, haya llegado el momento de volver al trabajo, o comiences a pensar en ello.
Para muchas mujeres se trata de una necesidad económica, sin la libertad de decidir si retomarlo o no; para otras representa una búsqueda de la identidad perdida, una salida del mundo de pañales. Esa identidad es el producto de nuestro recorrido social: trabajo, profesión, estudio, amistades, etc, que en la relación misma nos devuelve información acerca de quiénes somos y qué hacemos. Con la llegada del bebé se precipita la pérdida de los lugares de identificación. En otros tiempos, esto también sucedía pero en un ritmo diferente; las mamás de esta época mantienen sus actividades hasta el mismo día del parto, siendo luego el detenimiento muy abrupto, por lo que dificulta la elaboración de esta etapa de su vida. Es en ese momento donde se hace difícil RECONOCERSE A SÍ MISMA.
Volver a trabajar requiere de una nueva organización familiar. Si la preparación es con anticipación, teniendo en cuenta cómo adaptar la rutina, quiénes serán los referentes que se quedarán con el bebé en tu ausencia, cómo resolver el tema de la leche materna, cuáles son para la mamá y el papá las prioridades en esta nueva etapa, etc, el período de transición será más sencillo para todos.
Es probable que ante esta decisión experimentes sentimientos e ideas contradictorias e incluso, que la decisión que tomes sea diferente a lo que considerabas lo mejor, antes del nacimiento. Tal vez sientas culpa por necesitar o desear retomar tu trabajo. Es importante que sepas que para el bebé será más positivo que vos estés contenta y satisfecha con lo que hagas.
Para este período crítico puede resultar facilitador buscar nuevos referentes entre los pares y en profesionales que puedan acompañarte, descubrirás así que no estás sola, que los temores y las preocupaciones son similares y que el intercambio en sí mismo enriquece.
Lic Marisa Russomando
Psicóloga, especialista en Maternidad y Crianza
Directora de La Cigüeña
www.marisarussomando.com.ar/