Una de las teorías sostiene que la introducción de una succión diferente, a la que hace el bebé en el pecho de la mamá, como es la del chupete podría provocar el destete prematuro. Otros, menos extremistas, permiten la introducción del chupete únicamente luego de establecida la lactancia o al mes de vida del bebé.
Lo cierto es que hay tantos equipos de mamás y bebés como humanos sobre la tierra, y quizás sea más adecuado analizar qué es lo mejor para cada equipo en particular. Acompañando esta última posición, existen diferentes estudios científicos que indican que, al contrario de lo que se vino sosteniendo por años, el chupete no sería perjudicial.
Según el último estudio realizado por médicos argentinos (una investigación de dos años sobre una muestra de más de 1000 madres tanto en instituciones públicas como privadas) dio como resultado que a los tres meses de vida del bebé en “equipos de mamás y bebés” donde la lactancia está bien establecida el uso del chupete no modificó la toma diaria.
También están los que encuentran puntos positivos en el uso del chupete. Hay estudios que indican que el uso del chupete reduce el riesgo de muerte súbita porque los bebés que lo usan mientras duermen, no caen en sueño tan profundo y mantienen las vías respiratorias más abiertas.
Además la realidad demuestra también su postura. En las clínicas de todos los días vemos bebés que son amamantados y usan chupete desde el nacimiento, en cambio hay otros que toman biberón con leche de fórmula y sin embargo no aceptan el chupete.
En el caso de que el bebé sea amamantado y la mamá tomara la decisión de ofrecerle el chupete, es primordial recordar que la succión del chupete no reemplaza una toma de pecho. Existe una gran diferencia entre estas acciones, el bebé en el pecho gasta energía pero recibe alimento pero con el chupete esto no sucede.
Ventajas y desventajas del chupete
Antes de tomar la decisión de ofrecerle el chupete a nuestro bebé es importante conocer todas las ventajas y desventajas que se plantean sobre el tema.
Entre los grandes beneficios que este aporta podemos mencionar principalmente dos cualidades: es un recurso de fácil acceso que calma al bebé (en inglés se lo llama “pacifier”, cuya traducción sería “pacificador”) y reduce el riesgo de muerte súbita.
También lo ayuda a conciliar el sueño y a atravesar los episodios de cólicos. Además, es posible elegir el modelo que más nos convenza y llegado el momento muchas mamás aseguran que se puede suspender su uso, a veces con dificultad. En cambio, si el bebé tiene el hábito de succionar su mano o el dedo, es mucho más difícil revertir este comportamiento.
Entre las desventajas, encontramos estudios que demuestran que su uso prolongado puede perjudicar su futura dentadura y generan dependencia tanto en los padres como para el bebé por lo cual puede resultar difícil quitarlo.
De todos modos mas allá de las teorías y estudios la decisión queda a criterio de cada familia, por eso lo mejor que se puede recomendar es el acompañamiento del profesional para tener un buen asesoramiento y así tomar la decisión más indicada para cada uno.
¿Cómo elegir un chupete? ¿Cuál conviene?
En el mercado existen gran variedad de chupetes, en tamaños, formas, colores, materiales, etc. Pero más allá de las cualidades indiscutiblemente será el bebé quien decida cuál es el chupete que le queda cómodo y decida aceptar, si es que quiere uno.
Una de las cuestiones a tener en cuenta a la hora de elegir un chupete es la textura. Si bien las tetinas de látex pueden ser un poco más blandas que las de silicona, las segundas suelen ser más recomendables. Porque el material es suave y flexible pero más resistente, lo que evita que se rompa en la boca del bebé y garantiza más utilidad, una cualidad importante ya que deben esterilizarse en forma periódica.
Siempre deben tener un anillo que permita retirarlos de manera segura de la boca del bebé es recomendable que posean algún diseño que permita ventilar la piel para que no se paspe. También se pude contemplar la posibilidad de que el chupete tenga tapa, una manera más higiénica y segura de trasladarlo, evitando su continuo contacto con el exterior y manteniéndolo siempre listo para su uso. La forma de la tetina es otra cuestión, es importante que cuando el bebé la succione el aire salga y se achate, entre la lengua y el paladar, y no provoque la deformación ni el hundimiento.
Otro buen consejo es elegir marcas reconocidas y avaladas para tener la tranquilidad de que cumplen con las normas impuestas. Yo recomiendo Philips Avent por su trayectoria y calidad. Tienen una amplia línea de chupetes parar las distintas etapas del bebé y por ejemplo los “Free Flow” cumplen, para mí, con todas las ventajas que un chupete debe tener.
¿Hay que cambiarlo con el paso del tiempo?
Por una cuestión de seguridad y además de higiene es recomendable cambiarlo cuando percibimos el menor deterioro (paso del tiempo, rajaduras, repetidas esterilizaciones, etc) o cuando notamos que el bebé se encuentra incómodo con su tamaño. Hay quienes sostienen que lo ideal es cambiarlo cada tres meses, no debemos olvidar que está en contacto directo con la boca del bebé.
¿Cuándo se debe dejar el chupete y cómo ayudar al niño a hacerlo?
Nuevamente, las ideas respecto de este tema son encontradas, aunque la mayoría coincide en que la edad máxima de uso son los tres años. Teniendo en cuenta que el chupete le reporta al bebé o al niño pequeño bienestar y colabora con su descarga de ansiedad, debemos ser cuidadosos al elegir el momento de retirarlo para no sumar más stress a la situación.
Lo interesante sería que los padres puedan ir nombrando el tema de manera paulatina y encontrando junto con el niño otros recursos que reemplacen su uso. Cada familia encontrará el suyo, lo que sí va a ser necesario es que los padres acompañen este momento con dedicación y cariño extra.
Paola de los Santos Puericultora Universitaria
Psicóloga Social