Con la llegada de la temporada más cálida del año, comenzamos a pasar más tiempo al aire libre expuestos al sol y al calor. Para transitar esta época de la manera más saludable posible, es importante realizar un cambio de hábitos que prepare al cuerpo para afrontar las altas temperaturas. Como primer paso para poder emprender este desafío, debemos tener en claro que comer sano no es incompatible con comer cosas ricas.
Afortunadamente, son cada vez más los sitios de vacaciones que incluyen en sus menúes opciones saludables que nos permiten poder elegir lo que vamos a comer y amplían la alternativa, dejando atrás los combos de hamburguesas, panchos, frituras, pizzas, empanadas y gaseosas. Si bien estos alimentos no son prohibidos, no resulta conveniente ingerirlos a diario bajo extremas condiciones climáticas. También existe la posibilidad de preparar en casa lo que se va a comer, pero en este caso, tendremos que prestar especial atención a la conservación de los alimentos y a su refrigeración.
La alimentación en la playa
Si vamos a pasar una gran parte de nuestro día al sol, debemos evitar las comidas calientes y todas aquellas que signifiquen mayor trabajo digestivo, como los alimentos hipocalóricos, las grasas en exceso, las frituras y el alcohol. Lo más conveniente será incorporar en nuestro menú frutas y verduras de temporada, cuyo alto contenido de agua, fibra, vitaminas y otros nutrientes resultan muy convenientes para enfrentar las altas temperaturas, sacian nuestro hambre y sed contribuyendo a mantener la piel nutrida e hidratada y acondicionándola para la exposición al sol. Los días de mucho calor, nuestro cuerpo agradece las comidas ligeras y refrescantes.
Además, la fibra que nos proveen estos alimentos permite que saciemos el apetito sin sentir que nos pesa lo que comimos. La exposición al sol y al calor genera un proceso inflamatorio con liberación de radicales libres, el cual puede ser contrarrestado por los antioxidantes que estos alimentos nos proveen, protegiendo nuestra salud.
El cuidado de los alimentos
Si bien las frutas y verduras son los mejores alimentos para sobrellevar el verano, hay que prestar especial atención a su conservación. Lo mismo sucede con las carnes, cremas y mayonesas, alimentos aún más vulnerables al calor. En este sentido, todas las carnes crudas o mal cocidas son de fácil descomposición, especialmente los pescados y mariscos.
Las altas temperaturas favorecen la proliferación bacteriana y cuando los alimentos se calientan, se convierten en un caldo de cultivo, dado que su descomposición se produce con mayor rapidez.
Las consecuencias que puede producir la ingesta de comida en mal estado pueden ser desde un simple dolor de cabeza o estómago hasta un cuadro de gravedad con vómitos, diarrea, fiebre y deshidratación. Otros cuadros frecuentes son la salmonelosis con diarrea, deshidratación y fiebre frecuentemente asociada al consumo de mayonesas caseras o alimentos en los que incluyan huevo crudo. La diarrea por escherichia coli (que se encuentra en carnes mal cocidas) puede producir Síndrome Urémico Hemolítico, que suele desembocar en cuadros de gravedad. El estafilococo se desarrolla en leches también produciendo cuadros de diarrea. Estos solo son algunos ejemplos de las enfermedades que pueden causar los alimentos en mal estado, ya que como se explicó anteriormente, expuestos al calor aumenta la proliferación y cantidad de bacterias, virus, hongos y parásitos.
Por estos motivos es que debemos hacer todo lo posible para mantener la cadena de frío, para ello, algunas recomendaciones:
- Sacar la comida de la heladera momentos antes de salir.
- Llevar todo en conservadoras, idealmente tener una conservadora separada para las bebidas ya que suele abrirse de manera casi continua y eso provoca una rápida pérdida de frío.
- Dejar siempre las conservadoras a la sombra y cubiertas por una lona. De ser posible, poner sobres de gel congelado en los espacios libres, o en su defecto usar hielo.
La importancia de la ingesta de líquidos
La cantidad recomendada de líquidos para consumir por día y así poder soportar las altas temperaturas es de más de 2 litros. Debemos tener en cuenta que las hortalizas ya tienen un alto contenido de líquidos, por lo cual no todo deberá ser agua. Un consumo adecuado no sólo evitará un cuadro de deshidratación, sino que disminuirá la sequedad directa de la piel expuesta a los rayos UV. Para quienes les guste tomar sol, deben saber que un cuerpo nutrido favorecerá el bronceado y evitará el envejecimiento precoz de la piel.
Asesoró Dr. Rubén Gustavo Kliger,
Médico Especialista en Nutrición y experto en Soporte Nutricional del Sanatorio de los Arcos.
MN. 67999.