Los primeros seis meses de vida el niño tiene el reflejo de la succión y puede deglutir, la leche materna es el mejor alimento que podemos ofrecerle no sólo en calidad sino también en cantidad. Para aquellas mamás que no puedan amamantar, es importante saber que no se recomienda dar leche entera de vaca a los menores de un año: existen en cambio fórmulas infantiles que están especialmente modificadas para cada etapa del crecimiento del bebé.
A los seis meses la mayoría de los niños son capaces de sentarse por sí solos. Además la maduración de los sistemas digestivo y renal permite la digestión y eliminación de los componentes de estos nuevos alimentos. Generalmente a esta edad también comienzan a aparecer los dientes, favoreciendo así la masticación. Este es el momento de comenzar con la alimentación complementaria (porque debe complementar la lactancia y no suplirla) y oportuna (para el desarrollo del niño).
Se deben incorporar los nuevos alimentos de a poco. El niño debe acostumbrarse a nuevos sabores, texturas, y tiene que aprender a que no debe succionar como lo hacía hasta ahora. Se debe comenzar con una comida diaria, tratando de que sea siempre a la misma hora, de forma de crearle hábitos alimentarios. Cada vez que se incorpore un nuevo alimento lo ideal es repetirlo en varias comidas hasta que se acostumbre al nuevo sabor y textura, y para poder pesquisar además si existe o no alguna alergia alimentaria.
“Al momento de preparar los alimentos es muy importante la higiene desde el lavado de manos y de la mesada hasta la correcta cocción para evitar contaminar la comida. Por ejemplo, una manera de evitar la contaminación cruzada de los alimentos es utilizar una tabla para los vegetales y otra para las carnes, así como utilizar siempre cuchillas limpias.” Se desaconseja el uso de procesadoras o mixers para preparar las papillas: los niños tienen que conocer qué gusto, textura y color tiene por ejemplo el zapallo o la carne; por eso no es bueno mezclar todo. Lo ideal es pisarlo un poco con un tenedor dejando pequeños pedacitos del alimento elegido.
Al principio los niños ingieren poca cantidad de comida por lo que debe ser concentrada en energía (evitar las sopas que aportan mayor cantidad de agua con menor proporción de calorías). No se le debe agregar sal a la comida: los alimentos tienen todo el sodio que el bebé necesita, por lo que agregarles sal implica sobrecargar la función renal.
Si bien en los primeros tiempos es posible que los niños rechacen los alimentos y coman menos de lo esperado, no hay que desalentarse. Esto también forma parte del aprendizaje, por eso es conveniente enseñar pautas alimentarias adecuadas desde que son pequeños.
Dra. Luciana Meni Battaglia
Médica Pediatra (M N. 122453)