El juego y la creatividad
El juego simbólico da a los niños la posibilidad de sustituir y representar una situación vívida en otra supuesta. El niño toma nota de su entorno y le gusta imitar, a través del juego, el mundo exterior. Hace “como” arranca el auto y “como” los pájaros que vuelan…Es la apertura hacia el mundo fantástico. Se crea un puente entre lo irreal posible y la realidad inexistente que será la base de la creatividad.
Adaptación al mundo
Esta etapa implica la representación del pensamiento, cuando aparecen los símbolos lúdicos que implican la representación mental de un objeto ausente.
Los niños se ven constantemente obligados a adaptarse al mundo social de los adultos y a un mundo físico que todavía no comprenden bien. Es necesario entonces que aparezca el juego simbólico para cumplir la función de transformar lo real a las necesidades del yo, por asimilación.
¿Cómo son los juegos que realiza el niño?
Los primeros juegos imaginarios en aparecer son los que el niño ejerce imitando sus acciones habituales, por ejemplo, “hacer como si tomara la sopa”… O cuando atribuye a otras personas y a las cosas esos mismos esquemas de conducta (“voy a hacer dormir al osito”).
Más tarde, el niño aplica en forma simbólica esquemas que no pertenecen a la acción propia, sino que han sido tomados por imitación de otros modelos como la mamá, papá o la maestra, es “hacer como si arreglara el auto o hiciera la comida”.
El niño practica esos juegos por el placer de ejercer sus poderes y revivir experiencias, son un modelo de expresión y afirmación del yo.
Los juegos imaginarios también pueden tener un carácter de compensación, cuando se requiere corregir la realidad, por ejemplo, un niño que tiene prohibido comer chocolate porque le hace mal le dice a su muñeca que no lo coma porque podrá enfermarse.
El juego, a su vez, puede convertirse en catarsis, en una forma de reaccionar contra el miedo que una situación le provoca, por ejemplo, un niño que tiene temor de acercarse a un perro juega a acariciarlo, hace que lo lleva a pasear…
Etapas del juego simbólico
Niños de 2 a 3 años
• Juegan de forma individual o solitaria, y de a poco lo van haciendo de forma paralela, es decir, al lado de otro niño pero sin interacción.
• No tienen un juego organizado ni socializado, se destaca el “monólogo colectivo”.
• Cada uno utiliza su propio símbolo, es decir, atribuye una palabra X a un objeto, sin que corresponda con el significado real.
• Los roles que adoptan son generalmente los mismos.
• Los juegos no tienen coherencia, orden ni sucesión lógica.
• No existe intencionalidad en el juego, los niños actúan por la satisfacción de jugar, sin interesarse por el resultado.
A medida que el niño se desarrolla, el juego va evolucionando favorecido por los procesos de su pensamiento, que va superando el egocentrismo y por su mayor nivel de socialización.
Niños de 3 a 4 años
• Empiezan a aceptar el simbolismo de otros y comparten esa ficción.
• Se va registrando una tendencia a la objetivación de los símbolos, es decir, a imitar de una forma más cercana a la realidad.
• Los roles que ejercen son más variados, el juego se socializa más.
• Su juego ya es más ordenado y coherente.
• El sentido del juego no se agota en el simple placer: comienza a haber intención.
Dada la importancia del juego en la vida del niño, es preciso que tanto los padres, como el maestro lo favorezcan. Es efectivo el estímulo en el perfeccionamiento del simbolismo del niño, cuando lo orientan y ayudan a organizar su juego, favoreciendo la coherencia y estructuración.
A partir de los 4 años
Los símbolos sufren una transformación. A medida que el niño va superando su egocentrismo y adaptándose a las realidades del mundo físico y social, comienzan a desaparecer las deformaciones y transiciones simbólicas.
El niño encuentra cada vez más interés en la existencia real. Así, el símbolo se convierte en una simple representación imitativa de la realidad.
El juego ahora se desarrolla en dirección de la actividad constructiva o del trabajo propiamente dicho, y se pone de manifiesto en el dibujo, el modelado, el armado de distintos elementos, representaciones gramáticas…
Distintivos del juego simbólico a los 4 años:
• Preocupación por la veracidad y exactitud en la imitación de la realidad.
• El niño valoriza el producto obtenido a través de su actividad.
• El juego adquiere más orden, secuencia y continuidad.
• El simbolismo va haciéndose más colectivo.
• Los roles se diversifican y se diferencian cada vez más (aparecen los bomberos, mecánicos, y demás oficios y profesiones, entre otros)
Los amigos imaginarios
Muchos son los padres que se preocupan cuando sus hijos hablan dirigiéndose a alguien ausente, o repiten el nombre de algún amigo al que dicen ver o acompañar. Cuando esto sucede, estamos en presencia del amigo imaginario, y éste es parte del juego.
Los amigos imaginarios ayudan a los niños a sobrevivir transiciones importantes en sus vidas, como pueden ser las pérdidas de un ser querido, divorcios, mudanzas, nacimientos de hermanos, cambios de escuelas…
Es una fase que permite al niño ensayar diferentes roles sociales y explorar las áreas de la disciplina y la autoridad, sin dejar de lado que colabora en la expresión de sentimientos y desarrollo de la autoestima, ya que los niños pueden sentirse en control de una situación y hasta enfrentar sus miedos cuando están en compañía de su amigo imaginario.
Como padres, debemos permitir que nuestros hijos jueguen con su amigo imaginario, siempre dando soporte emocional cuando nos cuenten sus historias pero sin agregar demasiados condimentos propios.
Etapas del juego según Piaget
El psicólogo suizo Jean Piaget, famoso por sus aportes en el campo de la psicología evolutiva, sus estudios sobre la infancia y su teoría del desarrollo cognitivo, describió a los juegos de los niños en relación con el proceso de su maduración, y los clasificó en tres grandes grupos:
Juego de ejercitación
Basado en los movimientos espontáneos del cuerpo, que se da fundamentalmente en los bebés y niños en edad de caminar. Jean Jaques Rousseau decía que “para aprender a pensar es preciso ejercitar nuestros miembros, nuestros sentidos, nuestros órganos, que son los instrumentos de nuestra inteligencia”.
Los niños de esta edad experimentan una satisfacción inmediata por el movimiento realizado.
Juego simbólico
Como ya explicamos anteriormente, el niño disfruta observando a sus pares y adultos e imitando a los demás, para después interactuar y socializar con ellos, representando a través de símbolos el mundo que lo rodea.
Juego de reglas
Para alcanzar este tipo de juego se requiere una cierta maduración de la inteligencia y un cierto abandono del egocentrismo. Aquí también es necesario un factor social, ya que es el contexto de las relaciones interpersonales que surge de las exigencias de una regularidad impuesta.
Este tipo de juego es característico de los niños de edad preescolar en adelante, y generalmente obedece a deportes de competencias y juegos de mesa, en los cuales las reglas son un factor muy importante del juego.
Los niños aprenden más y mejor en compañía de un adulto con el que tienen un vínculo afectivo. Aprovechemos esto y juguemos con nuestros hijos. Observá y proponé situaciones de juego simbólico, respetá a sus amigos imaginarios.
Las situaciones de juego simbólico promueven la creatividad, la capacidad de resolver problemas y proporcionan soporte emocional. En nuestras manos está lograr niños seguros, felices y con experiencias de éxito en la vida.
María Silvani
Directora General de Gymboree Play & Music Argentina
Gymboree Play & Music Argentina
Líder mundial en desarrollo infantil