Entre ellos, podrás notar que una enfermedad, un medicamento, la alimentación o incluso el clima pueden hacer que tu piel cambie de aspecto.
Otros dos grandes agentes que van a afectar tu piel son el envejecimiento y la exposición al sol, pero todos estos cambios se pueden prevenir si cuidás tu piel de la forma adecuada.
Te contamos algunos tips para que te des cuenta cómo debés cuidarla de acuerdo al momento que ésta atraviesa:
El envejecimento puede traer arrugas y hacer que tu piel se vea más flácida. Por eso es importante que desde temprana edad las mujeres comiencen a cuidar su piel, especialmente la piel del rostro, ya que es la que más sufre con el paso del tiempo. Una crema hidratante facial de día y una crema nutritiva de noche te ayudarán a evitar o disminuir estas señales.
Es importante que protejas tu piel del sol, ¡todo el año! Los rayos UVA y UVB también están presentes durante el invierno por eso te recomendamos aplicar un protector solar FP20 antes de salir de casa.
Determinadas enfermedades también pueden modificar tu piel, ya sea hacerla más seca o más grasosa. Estate atenta si algún cambio se presenta, ya que deberás reemplazar ese producto por otro que se adapte a este nuevo tipo de piel.
El clima es otro agente modificador. El clima frío y seco afectará tu piel (provocando resequedad y descamación) tanto como el clima más templado y más húmedo. Sólo es cuestión de prestar atención.
Si sos fumadora, te contamos que el cigarrillo influye en gran medida en la apariencia de tu piel. Acelera el envejecimiento y la vuelve mucho más seca. Si tenés ese hábito y dejás de fumar, notarás en poco tiempo el gran cambio que habrá en tu piel.
Entonces, tu piel puede ser seca hoy, pero dejar de serlo mañana... lo importante es que estés atenta a esos cambios y modifiques también tus hábitos de cuidado y protección.
Fuente: Dermaglos.com