Es habitual escuchar que, a muchos padres, les resulta difícil lograr que sus hijos obedezcan.
Sus hogares se transforman en verdaderas “batallas campales” cada vez que necesitan que sus hijos realicen alguna conducta determinada.
Lograr que los niños coman lo que se les ofrece, que ordenen su habitación, que hagan los deberes, que dejen de mirar televisión, que se vistan o duerman a tiempo; puede convertirse en una tarea insalubre si no aprendemos a ejercer correctamente nuestra autoridad como padres.
Educar a nuestros hijos es un desafío y, a su vez, una necesidad para padres e hijos. En muchas ocasiones se generan discusiones, berrinches, gritos, llantos y “luchas innecesarias” que restan armonía a la vida familiar y calidad de vida a cada uno de sus miembros.
Generar hábitos sanos de convivencia y lograr el respeto de nuestros hijos es una tarea ardua pero no imposible. Requiere paciencia, firmeza, perseverancia y sobre todo, mucho amor. Aquí les dejamos algunos consejos que pueden ayudar a evitar situaciones conflictivas con los hijos:
- Dar mensajes claros: cuando damos una orden a nuestros hijos, debemos hacerlo con mensajes concisos y directos. Hablar en primera persona, afirmativamente y explicar claramente la conducta que esperamos en el otro, sin dudar. Ej. “Quiero que levantes los juguetes del piso ahora”.
- Mirar a los ojos: cuando hablamos a nuestros hijos y les damos una indicación, debemos mirarlos a los ojos y pedirles que ellos hagan lo mismo. Así captaremos su atención y nos cercioraremos que verdaderamente han escuchado y comprendido lo que les pedimos.
- Mantener la calma: no debemos olvidar que nuestros hijos aprenden de sus padres. Por esta razón, es importante tratar de mantener la calma y controlar nuestras emociones durante los retos o discusiones. Gritar, insultar o hacer gestos violentos, solo aumentará la hostilidad y agresión en la comunicación.
- Aprender a decir NO. Poner límites: no podemos conceder todo a nuestros hijos. Decir no a tiempo, con firmeza y sin culpa hará que ellos aprendan que no todo es posible en la vida. Poner límites justos y razonables permite que los niños aprendan a tolerar la frustración.
- Decir que sí, pero con opciones: seguramente muchas veces diremos sí a algún pedido de nuestros hijos. Limitar las opciones de elección o las posibilidades de acción, hará que comprendan que la satisfacción debe ser mutua (de ellos y nuestra). Ej. “Irás a la casa de tu amigo, pero primero necesito que hagas la tarea”, “puedes elegir la ropa que te pondrás, pero entre estos 2 ó 3 conjuntos ”
- Tiempo fuera o “tiempo de recuperar la calma”: para evitar luchas interminables, si tu hijo presenta un berrinche y ya has intentado cortar esa conducta sin éxito, muchas veces es necesario apartarlo y explicarle que deberá permanecer en determinado lugar y en silencio, hasta que pueda recuperar la calma.
- Ser consistente con lo que dices o prometes: si decís que harás algo debés cumplirlo, tanto sea un premio como un castigo. Si amenazas o prometes y luego no cumplís, tu hijo aprenderá que tu palabra no tiene peso y no tomará en serio lo que decís.
- Crear y mantener hábitos y rutinas: sobre todo con niños pequeños es importante que podamos enseñar hábitos básicos (ej. comer o dormir) y rutinas diarias. Esto hará que nuestros hijos experimenten cierto grado de control, ya que sabrán que se espera de ellos en las diferentes situaciones de la vida.
No olvidar del refuerzo: educar es un acto de amor. No olvidemos entonces, que nuestros hijos necesitan ser reforzados en sus logros o conductas positivas. Podemos hacerlo con palabras, con afecto o con la obtención de premios y beneficios.
Lic. Florencia Puccio
ProMamás
MN° 31941