He dedicado parte de mi vida a la profesión que, creo, es una de las más humanas y apasionantes: estimular tempranamente a niños con capacidades diferentes. He trabajado especialmente con bebés con Síndrome de Down y puedo decir que cada día ha sido un desafío.
Las historias siempre comenzaban de la misma manera: recibiendo a papás tristes, desesperanzados y con la sensación de un vacío eterno por la llegada del bebé que no habían soñado, que no habían idealizado cmo tal a lo largo de nueve meses.
Y es aún hoy, que sigo pensando en ¿Cómo ayudar a toda la familia a revertir ese dolor, cómo acompañarlos a rearmar ese vínculo que se había iniciado en el embarazo entre la mamá y su hijo, si se acababa de romper con semejante noticia…?
La labor que se lleva adelante no es fácil: se inicia con la escucha. Los padres necesitan hablar y compartir. Luego se dan las charlas que hacen foco en lo importante que es ese hijo. De la necesidad que tiene de su mamá. De lo fundamental que son las caricias, el contacto, el pecho materno y la mirada amorosa. De todo ese sentimiento y toda la alegría que tiene para dar y para compartir.
La estimulación como camino
Así se construye de a poco el Sujeto pensante y deseante, pero singular y diferente a todos. Mi trabajo es el de sostener esta díada madre- hijo y mostrar a través del juego los logros y las motivaciones que ese bebé tiene para ir creciendo y desarrollando todas las potencialidades que trae consigo al nacer.
Es muy emocionante ver como el bebé, tan pequeñito, le va diciendo a su mamá todo lo que puede a través de su mirada, su sonrisa, sus gorjeos, el sostén de su cabecita, su sedestación. Ni hablar de cuando comienza a dar sus primeros pasos, ¡qué alegría, qué logro! y explora el mundo circundante…….cuando mamá pide objetos o muestra fotos familiares y él reconcoe y responde a órdenes simples. Por fin llega el turno del juego simbólico, tan rico y lleno de experiencias lúdicas. Y así, poco a poco hasta que un día sin pensarlo dicen: “Mamá”.
Es tu hijo y te adora
Éste es tu hijo – un Ser maravilloso que piensa, siente, habla, sufre ante el dolor y se alegra ante el placer. Un niño más, con derecho a la socialización y a la integración en este mundo que también le pertenece. Solo las mamás, con su amor incondicional, dedicación y entrega logran armar esa personita única e inigualable.
En lo personal, siento que he cumplido durante toda mi práctica con cada familia y cada niño que llegó a mi vida. Estoy segura de haber dado lo mejor de mí, porque yo elegí dedicarme a esta profesión tan intensa y apasionante… Hace poco tiempo me jubilé para darle el paso a nuevas generaciones de terapeutas. Pero, creo que la fórmula sigue siendo la misma: amor, acompañamiento, aceptación y trabajo. A todos los padres de niños con capacidades diferentes les digo: TODO ES POSIBLE!!!!!. Que abran su corazón, acepten a su hijo y disfruten de todo el amor que tienen para dar.
“Si se lo priva del olor, del calor y de esa voz que tan bien conoce el niño: Aunque esté harto de leche se dejará morir de hambre”
FREDERICK LEVOYER
¡Muchas Gracias!
Ana María Pagano de Zorrilla
Terapeuta en estimulación temprana
General Pico - La Pampa