Por un lado debemos tener presente que el desarrollo no es lineal, y que ante distintas adquisiciones, los niños dan algunos pasitos para atrás, para luego seguir avanzando.
Por otro, la consulta por estas aparentes regresiones son muy frecuentes en el consultorio, y ante las preguntas pertinentes, en la mayoría de los casos se trata de niños que fueron apresurados a dejar los pañales. Esto es, padres que no acompañaron en el proceso de control de esfínteres esperando el logro, sino que basados en diferentes motivos: la época del año, el ingreso al jardín, por ahorro o sólo porque les pareció que ya era momento, retiraron lo pañales antes de que estos dejen de ser necesarios.
Es como si los niños se tomaran luego ese tiempo de apresuramiento que hizo que se saltearan algunas etapas en el proceso de adquisición. Por supuesto que no es voluntario. Por supuesto que no merece retos ni enojos.Podemos pensar de alguna manera, que se trata de una nueva oportunidad de poder acompañar a ese pequeño de la mejor manera posible: respetando sus tiempos, considerando sus necesidades y características y no rigiéndonos por el almanaque o cualquier otra causa ajena.
Sabemos también, que algún cambio importante en casa puede ocasionar este retroceso. El cambio de trabajo de alguno de los padres, una mudanza, la pérdida de un familiar cercano, preocupaciones o ansiedades que se instalan en el clima hogareño.
En las consultas de Orientación a Padres uno de los objetivos es evaluar en cada caso qué puede estar sucediendo, revisando detalles del proceso hasta ese momento, mirando cómo están los vínculos, las rutinas, los límites para a partir de allí elaborar una estrategia personalizada y ajustada que responda a esta situación y oriente hacia su resolución.
Lic Marisa Russomando
Psicóloga especialista en Maternidad y Crianza
Directora de La Cigüeña
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