La alimentación en el ser humano no es solo un hecho biológico relacionado con la supervivencia. Está íntimamente relacionada con el vínculo madre-hijo.
De qué hablamos, cuando hablamos de Inapetencia
La inapetencia se manifiesta por la falta de interés o incluso rechazo del alimento que se repite de forma continua a las horas de la comida. En la mayoría de los casos no se observa una causa orgánica que motive la falta de interés por la comida y, en general, se trata de niños sanos que se desarrollan normalmente. Cada niño es diferente. Algunos siempre están dispuestos a aceptar un poco más de comida mientras que otros se satisfacen con poca.
La velocidad de crecimiento varía a lo largo de la infancia y con ella las necesidades en alimentos. Esta situación es la que explica porque los niños comen mucho entre los 6 y 9 meses y poco entre los 15 y los 18 meses y/o entre los 2 y 5 años, y por ende muchos niños puedan ser etiquetados de inapetentes, cuando en realidad se trata de una disminución normal de su apetito para adaptarse a sus menores necesidades, como consecuencia de la desaceleración fisiológica de su crecimiento.
En ocasiones se trata de “falsas inapetencias” ya que si se analiza todo lo que comen a lo largo del día se comprueba que sólo rechazan determinados alimentos, ingiriendo importantes cantidades de otros (leche, postres, yogurt, etc) o que sólo les gustan determinados alimentos (salchichas, hamburguesas, snacks, etc) o que comen entre horas (jugos, bebidas azucaradas, golosinas, sancks, etc) cubriendo sus necesidades calóricas con ellos.
De forma transitoria el apetito de los niños disminuye cuando tienen enfermedades agudas (faringitis, otitis, diarrea...) y en relación a factores psicológicos (celos, escolarización, cambios en la dinámica familiar...), recuperándose luego el apetito en forma natural.
Una mala estimación por parte de los padres de estas situaciones, acaba por condicionar un ambiente de ansiedad en el entorno que revierte en forzar al menor a comer y/o permitirle ciertos caprichos. El acto de comer se convierte así en desagradable y traumático para toda la familia. La solución a largo plazo debe centrarse en cambiar los hábitos de la familia (del niño, los padres... y abuelos) ante la comida y la aceptación de la situación, sin considerarla una enfermedad que requiera tratamiento (estimulantes del apetito, vitaminas, etc.).
Debe tenerse presente que el acto de comer debe ser agradable: el olor, la presentación, el sabor y variedad de los alimentos, así como la compañía y la atmósfera emocional son determinantes. Es importante fijar ciertas reglas mínimas, para lograr hábitos de alimentación saludables
Las causas de la inapetencia:
Las dificultades alimentarias se puede clasificar según Chatoor y Kerzner en:
Niños muy selectivos con las comidas. Son niños a los que solemos llamar “mañosos o melindrosos” comen algunos alimentos y otros no, muchas veces como forma de llamar la atención.
Niños con poco apetito por mala interpretación parental. Son padres que por razones culturales o de tradición alimentan al niño con porciones sobreabundantes y perciben escasa la alimentación adecuada del niño.
Niños con poco apetito, aunque muy enérgicos. Son niños muy activos, están concentrados en jugar, moverse y encontrar estímulos que en comer.
Niños con miedo a comer. Son niños con antecedentes traumáticos de la vía digestiva o prematuros que les costo alimentarse.
Niños con poco apetito relacionado con patología orgánica de base. Hay claramente un proceso orgánico de base (patología del aparato digestivo, cardiopatías, etc) que afecta los ritmos biológicos básicos, se soluciona con la corrección del problema biológico.
Consejos prácticos para crear hábitos alimentarios
Los padres pueden hacer mucho por educar correctamente a sus hijos en sus hábitos alimentarios, en su forma de comer, en su manera de demandar el alimento y en la percepción que tienen de la comida.
1. Enséñale a comer en familia.Siempre que puedas permítele que coma en familia para que se apropie de los hábitos alimenticios de los adultos, asimilando la conducta y los modelos de la familia. No nos olvidemos que nuestro pequeño copia nuestro comportamiento. Es muy importante por lo tanto que vea en nosotros el placer de comer y haz de ese instante un momento de convivencia.
2. Establece un horario regular.Las comidas deberán tener horarios lo más regulares posible, con una duración aproximada de 30 minutos.
3. Crea un ambiente agradable. La hora de la comida debe ser agradable y necesaria para el niño. Evita que la comida esté condicionada al castigo, si no concluye el plato.
A menudo los padres utilizan estos argumentos para conseguir algo de sus hijos. Sin embargo es preferible entender la comida como un hecho cotidiano y básico y no como una herramienta para disuadir. Mantener una actitud neutral: evitar el enojo, evitar usar la comida como recompensa de un buen comportamiento.
4. Proporciónale una alimentación variada… y cuanto antes mejor. Alrededor de los seis primeros meses la nutrición comienza a ser variada y es entonces cuando debemos comenzar a inculcar los buenos hábitos alimenticios, introduce poco a poco todos los alimentos habituales en la nutrición infantil, para que se acostumbre desde el principio. No hay que darse por vencido ante el primer “no”, ya que éste puede ser meramente circunstancial; los niños necesitan algo de tiempo para aceptar un alimento nuevo, hay que tener en cuenta que todos los sabores son desconocidos para ellos. Si rechaza algo nuevo hay que volver a presentárselo unos días después y siempre poco a poco, que lo pruebe, luego dos cucharas, después tres... hasta que llegue el día que coma todo el plato. Si los niños rechazan varios alimentos, experimentar combinaciones, sabores y texturas diversas para animarlos a comer.
5. Evita distracciones. La hora de la comida tiene un lugar, un tiempo y un fin claro y necesario, si bien inicia como lúdica no implica una situación de juego.
6. Ofrécele porciones adecuadas.No pretendas que el niño coma la misma cantidad de alimento que un adulto. Deje que él decida y coma la cantidad de comida que necesita para satisfacer su hambre
Mantener límites adecuados: los padres deciden donde, cuando y que come el niño. El niño decide cuanto come.
7. Fomenta su autonomía. Puede motivarle poner la mesa, dejar que él mismo se sirva.
Recordar que los momentos de comer son períodos de aprendizaje, amor y de encuentro familiar
Acerca de Nutribaby
Suplementos Nutricionales
¿Que son suplementos nutricionales?
Son preparados con una adecuada proporción de nutrientes, con el fin de asegurar una alimentación completa (aportando macronutrientes como proteínas, grasa y carbohidratos, y micronutrientes como vitaminas y minerales), equilibrada (con una adecuada cantidad de nutrientes), suficiente (aporta cantidades necesarias de energía para desarrollar las actividades diarias), y adecuada (ajustándose a los requerimientos y condiciones de los distintos grupos de edad y su estado de salud). Para niños inapetentes o con alimentación muy selectiva; niños con necesidad de suplementar y/o completar dietas; o niños deportistas con necesidades energéticas aumentadas.
¿Qué es Nutribio Kids?
Es un suplemento nutricional completo para niños a partir de 1 a 10 años con dietas insuficientes. Puede utilizarse para reforzar la alimentación o como única fuente nutricional en cantidades adecuadas, y puede indicarse tanto por periodos breves como para uso prolongado. Además puede indicarse tanto en niños sanos como en pacientes con patologías como soporte nutricional de acuerdo a indicación médica. Provee proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales en cantidades y proporciones óptimas según recomendaciones de organismos nacionales e internacionales y provee también PREBIOTICOS (GOS) + PROBIOTICOS (Bifidobacterium Lactis). Nutribio Kids estimula las defensas naturales y ayuda a prevenir infecciones. Además, favorece el crecimiento de una microbiota intestinal saludable normaliza el tránsito intestinal y facilita la digestión y la absorción de nutrientes.