La piel es un órgano complejo y dinámico que ejecuta diversas funciones vitales. Se desempeña especialmente como barrera física entre el individuo y el medio ambiente y responde a los cambios ambientales intentando adaptarse a los mismos. La maduración final, funcional y estructural de la piel es un proceso dinámico que comienza inmediatamente después del nacimiento con la adaptación a la vida extrauterina. Existen algunas diferencias entre la piel de los lactantes y la de los adultos. En comparación, la primera contiene menor cantidad de lípidos y un ritmo de descamación mayor. Su capacidad de retener agua también es menor. La correcta higiene diaria de la piel es esencial para el mantenimiento de su función y de su salud. La limpieza adecuada la mantiene libre de irritantes, suciedad y gérmenes. El uso de productos inapropiados puede romper su equilibrio y alterar su función de barrera. Este hecho es de especial importancia durante los primeros meses de vida. Existen recomendaciones basadas en la evidencia para asesorar a los profesionales de la salud y a los padres o cuidadores sobre las consideraciones a tener en cuenta en estos aspectos.
El baño del bebé
El baño, como parte de la rutina nocturna diaria, especialmente en niños pequeños, suele ser ventajoso al favorecer el contacto a través del estímulo táctil entre la mamá y su bebé: ayuda a mejorar el estado de ánimo y a la relajación para el posterior descanso.
Se recomienda que la duración del baño sea entre 5 y 10 minutos en los niños muy pequeños, pero puede extenderse por más tiempo en los mayores que disfrutan del juego en el agua, siempre que no esté contraindicado por otras razones y manteniendo las medidas de seguridad pertinentes. Puede ser diario o realizarse al menos 2 a 3 veces por semana. La temperatura del agua debe encontrarse entre los 37 – 37.5ºC; y la ambiental, cercana a los 24ºC.
¿Qué productos deben priorizarse a la hora de bañar al niño?
Para una correcta limpieza de la piel y remoción de restos oleosos, durante el baño pueden utilizarse diferentes productos de higiene que contengan complejos de surfactantes y emulsificadores suaves que aseguren una limpieza efectiva e hidraten la piel del bebé.
Deben evitarse aquellos que contengan surfactantes con carga negativa, como el lauril sulfato de sodio, ya que la interacción de estos productos con los componentes proteicos y lipídicos del estrato córneo pueden ser perjudiciales y favorecer la alteración en la función de barrera de la piel, causando sequedad e irritación y favoreciendo la aparición de prurito.
Se recomienda el uso de productos de higiene neutros, que respeten el pH y los componentes de la barrera cutánea. Estos artículos no deben tener en su formulación componentes que irriten la piel o los ojos, y no deben interferir con el desarrollo del microbioma cutáneo.
¿Por qué se recomiendan los productos con avena?
Existen productos con ingredientes naturales activos, como la avena, que han demostrado ser de utilidad en el tratamiento de los estados inflamatorios de la piel, muy efectivos sobre todo para los casos en que se encuentra afectada la función de la barrera cutánea. No irritan la piel los elementos que contienen lípidos, polisacáridos y derivados proteicos no antigénicos de la avena que se utilizan para higiene y humectación. Además, tienen la capacidad de disminuir el prurito y el eritema en caso de que la piel se encuentre inflamada, al tiempo que mejoran su función y permiten la reparación y producción de los componentes naturales del estrato córneo.
La avena es utilizada como agente suavizante en diversas patologías cutáneas. Los beneficios clínicos de su uso tópico han sido demostrados en diversos estudios, a pesar de que sus mecanismos de acción aún no hayan sido completamente aclarados. Publicaciones recientes demostraron que los lípidos presentes en la avena actuarían favoreciendo la producción de diversos componentes de la barrera cutánea, como la involucrina, los receptores de proliferación activados por peroxisomas (PPARs), la transglutaminasa 1 y las ceramidas. La activación de los PPARs tendría un importante rol en la formación de los componentes del estrato córneo, al regular la diferenciación y la síntesis de lípidos de los queratinocitos. Los extractos de avena pueden activar estos receptores e incrementar la síntesis de lípidos -especialmente ceramidas-, por parte de los queratinocitos, y con esto contribuir al correcto funcionamiento, maduración y reparación de la barrera cutánea. Posterior al baño, pueden utilizarse emolientes, especialmente aquellos con ingredientes activos que favorecen el mantenimiento o recuperación de la función de barrera de la piel.
En conclusión
El cuidado de la piel es fundamental en el desarrollo de un niño saludable. Asesorar a los padres y cuidadores sobre las técnicas correctas de higiene es de suma importancia. Se recomienda especialmente el uso de limpiadores neutros, que respeten el pH y los componentes de la barrera cutánea. Los productos farmacéuticos y cosméticos que contienen avena han demostrado ser beneficiosos en la restauración y mantenimiento de la función de la barrera cutánea, tanto para contrarrestar diferentes enfermedades en las que la piel se encuentra alterada como en la piel sana. Su uso en los niños mayores de 6 meses de edad favorecería también la maduración final, funcional y estructural de la epidermis, ya que colabora en la producción de sus componentes esenciales.
Dra. Carla Castro
M.N. 92.659
Jefe de Sección Dermatología Infantil del Hospital Universitario Austral
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