"CONOCIÉNDONOS"
No existen las madres perfectas y lejos está ese de ser uno de nuestros objetivos cuando trabajamos con mamás. A través de los talleres aspiramos a fomentar a que cada madre con la que interactuamos, con su estilo y su forma de ser, logre desplegar su mayor potencial. ¿Cómo? Habitándose.
Cuando nos referimos a habitarse, nos referimos a aceptar la propia historia. Porque si nos conocemos y nos abrazarnos a nosotras mismas por lo que somos, con nuestras fortalezas y nuestras debilidades, entonces podremos también hacerlo con nuestros hijos. Y es clave. Porque ellos también tienen fortalezas y debilidades, y necesitan que los reconozcamos así: completos y con una mirada abierta a los cambios.
Entrar en contacto con nuestras propias necesidades, es lo que abre el camino que nos permite también registrar las necesidades del otro. No hay atajo, el camino es uno mismo.
Una pieza fundamental para conocernos es poder darle sentido a aquello que vivimos. Entender nuestra propia historia, la relación con nuestros padres y hermanos. Esto nos dará la libertad de elegir el futuro y no que el pasado elija por nosotros. El permitirnos pensar, cuestionar y reflexionar acerca de estas cosas nos permitirá adueñarnos de la propia experiencia y despejar esos fantasmas que sin darnos cuenta nos invaden y nos hacen interferencia impidiendo ver con claridad al hijo que tenemos en frente.
Quizás haya cosas del modelo de nuestra familia que queramos repetir con alegría y orgullo, mientras que también podremos encontrar otros aspectos que prefiramos evitar y cambiar. Cada familia que comienza es nueva, dinámica y diferente, y qué mejor que poder elegir nuestra propia aventura.
Dependiendo cuál sea nuestra historia nos sentiremos más cómodas con algunas emociones, momentos de la crianza y más incómodas con otros. El poder entrar en contacto con uno mismo y con el propio pasado ampliará nuestro horizonte, y así podremos, como dice el humorista Tute en una historieta tan sabiamente, caminar por nuestro centro “un poco feliz y bastante contento”.
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Imagen del libro Tutelandia, Editorial Sudamericana.