Desde la salida del sanatorio, el bebé se instaló en la habitación de sus papás. La alimentación nocturna, la tranquilidad de oir su respiración y vigilar su sueño son motivos más que válidos para que el moisés esté al lado de la mamá en las primeras semanas. Pero tanto los padres como el mismo niño necesitan de su lugar para seguir adelante.
El cambio de habitación suele ser más traumático para los papás que para el bebé. Los temores por no escucharlo si tiene alguna necesidad o, simplemente, por oír su respiración hacen que la instalación del bebé en su habitación se demore. En algunos casos, casi hasta que cumple el año. “Con Lucila, nuestra primera hija, tardamos hasta el año en cambiarla de cuarto. Con la segunda, el tiempo se redujo a la mitad”, recuerdan Karina y Gustavo Martucci. “Nos daba lástima y un poco de miedo hacerlo antes”.
Uno de los mayores temores de los padres y en los que fundamentan su resistencia a moverlo hacia su habitación, es el Síndrome de la Muerte Súbita (SIDS, según su significado en inglés), o muerte en la cuna. Aún no se han determinado los motivos ni las causas de dicha enfermedad, aunque se sabe que los bebés prematuros o hijos de madres fumadoras tienen mayor riesgo de padecerlo. Pero no hay que ser alarmistas, sino cuidadosos. Por esto es que algunos pediatras desalientan cambiar a los bebés de habitación tempranamente, en especial a los que están en el grupo de riesgo. A los noventa días suele ser un buen momento para la mudanza.
Pese a estas prevenciones, hay algo que los padres deben tener muy en cuenta: es bueno que el bebé tenga su propio lugar. Puede al principio dormir en la habitación con sus padres, pero en su propio moisés. El paso a su propia habitación debe realizarse antes de los los seis meses como máximo. El doctor Javier Tain, médico pediatra explica que “ahora, se sugiere que el cambio sea entre los 3 y los 6 meses de edad. Si se supera este tiempo, el niño se resiste al cambio”.
Aunque la mayor resistencia está del lado de los papás, ellos ganan también con el cambio, ya que vuelven a recrear cierta intimidad en la habitación, en parte perdida por la llegada del nuevo integrante de la familia. Sacar al bebé del cuarto de los padres no debe generar culpa: la recuperación del lugar de los dos se traducirá en una mayor cercanía entre ellos, lo que también beneficia al bebé. Aceptar los cambios es parte del trabajo de encaminar la nueva familia.
Algunas de las cosas que pueden hacer los papás para descansar con tranquilidad y, al mismo tiempo, estar atentos al bebé son:
- Dejar la puerta del cuarto entreabierta para permitir que los sonidos habituales lleguen a los oídos del bebé. Esto lo tranquilizará porque es el ambiente y los sonidos que conoce.
- Utilizar monitores -conocidos como baby call-, que le permitirán escuchar no sólo el llanto, sino el ritmo de la respiración del bebé.
- Dejar descansar al bebé en la posición adecuada. Las últimas recomendaciones científicas sugieren acostarlo boca arriba. También debe cuidarse la temperatura de la habitación.
Cómo prevenir el Síndrome de la Muerte Súbita
- No fumar ni llevar al bebé a lugares con humo. El humo del tabaco lo afecta directamente porque le quita oxígeno y puede reducir la capacidad de sus pulmones.
- No permitir que el niño tenga demasiado calor. Para ello, mantener la habitación en una temperatura media -de alrededor de 18°-, no utilizar mantas eléctricas o de piel, ni bolsas de agua caliente en la cuna y evitar la profusión de peluches.
- Ubicar la cuna del bebé lejos de radiadores o estufas, para evitar que le llegue calor directo.
- Acostar al bebé boca arriba, de espaldas -si está de costado puede girarse y ponerse boca abajo-, y con los pies del niño tocando la base de la cuna. Esto evitará que se deslice hacia abajo y quede tapado por las sábanas.
- Ante cualquier duda con respecto a la salud del bebé, acudir a la consulta con el médico.
- Para mayor información sobre el tema, se puede consultar en www.sids.org.ar .
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp