Un día, se levanta con más cansancio del habitual. Cuando llega el momento en el mes en que calcula que debe indisponerse, eso no sucede. Y las visitas al baño son más frecuentes que lo normal. ¿Qué pasa en el cuerpo de esta mujer que experimenta estos cambios? Quizás sea un poco de stress o simplemente una acumulación de cansancio. Pero, tal vez, lo que está sintiendo son los primeros síntomas de que dentro de su vientre una nueva vida está creciendo.
Los indicios de que una mujer está embarazada son diversos, aunque no siempre tener un síntoma significa que esa mujer está esperando un bebé. El doctor Jorge Pablo Malato, ginecólogo y obstetra, enumera algunas de las señales que el propio cuerpo da para anunciar la llegada de un bebé:
- Amenorrea o falta de menstruación
- Náuseas matutinas (o durante todo el día)
- Necesidad de orinar con mayor frecuencia.
- Cambios en los pechos.
- Sueño en cualquier momento.
- Aumento del cansancio.
- Cambios en el color del flujo vaginal.
A veces, puede suceder que se confundan estos síntomas con un embarazo o, por el contrario, que se los asocie con alguna dolencia, ya que pueden ser indicadores de otros temas. Por ejemplo, la amenorrea puede deberse a stress, a un cambio de lugar por un viaje o a algún trastorno hormonal. O las ganas de ir al baño frecuentemente estar relacionadas con una infección urinaria. Por eso, cuando se tienen alguno de estos síntomas y se sospecha la posibilidad de que haya un embarazo, lo mejor es consultar al médico para tener mayor seguridad y hacer los estudios correspondientes.
Los cambios mes por mes
Durante el primer mes: es normal que aumente la frecuencia de ir al baño, se sienta cansancio o sueño, aparezcan las náuseas, la producción de saliva sea mayor que la habitual, pueden comenzar a sentir aversión por determinadas comidas que antes les gustaban o tener antojos, sentir malestar estomacal, flatulencia y cambios en los pechos, como endurecimiento, o sentirlos más pesados. En lo emocional, generalmente el ánimo es inestable como durante el ciclo premenstrual, con irritabilidad en alza y cambios de humor. Esto es normal, y en general se debe a los cambios hormonales propios del embarazo.
El cansancio, por ejemplo, es una forma del cuerpo de decirle a la mujer que necesita un mayor descanso. Por supuesto que esto es fácil de decir, pero a veces la vida moderna hace que sea difícil de concretar. Por esto es necesario tratar de incorporar a la rutina cotidiana pequeños espacios como para que el organismo esté en reposo. Y tratar de bajar los niveles de exigencia personales, especialmente en aquellas tareas que impliquen desgaste excesivo, sea físico o intelectual. Acostarse antes para dormir o hacer una pequeña siesta durante la tarde, pueden ser opciones valederas.
Durante el segundo mes: los síntomas antes mencionado se repiten, pero pueden sumarse la constipación, ocasionales dolores de cabeza, desmayos o mareos, la retención de líquido y ya puede notarse en algunos casos un crecimiento en el abdomen. El aumento de la cintura puede que sea una consecuencia legítima del embarazo, especialmente si la mujer comenzó con el mismo estando muy delgada, con poco exceso de carne para que su útero creciente se oculte detrás. Por otro lado, también es posible que esa pancita creciente sea un indicador de que se está ganando peso demasiado rápido. Si se aumentó más de 1,5 kilo en tan poco tiempo, quizás es porque se estén ingiriendo demasiadas calorías. Lo ideal es consultar con el médico cuál es el régimen alimentario a seguir, especialmente si se tienen problemas anteriores con el peso. Lo importante, durante el embarazo, será cuidar la salud y no sólo la estética, algo que pesa tanto en la actualidad. Comer menos hamburguesas no será una cuestión de “figura”, sino de reducir los riesgos de aumento del colesterol, por ejemplo, o de una excesiva ingesta de grasas que no favorecen ni a la mamá ni al bebé.
También puede suceder en este período que aparezcan várices en las piernas. El exceso de aumento de peso colabora con esto. Para prevenirlas, debe evitarse estar durante períodos demasiado largos sentada o parada. Mantener las piernas elevadas es una buena opción. Otra cosa que debe evitarse es levantar elementos muy pesados, como las bolsas del supermercado, o si se tiene hijos mayores hacerles upa demasiado tiempo.
Durante el tercer mes: a los síntomas señalados para el primero y el segundo mes, en la tercera luna se suma el aumento del apetito, y una nueva sensación de tranquilidad o calma. Evidentemente, el tercer mes trae una seguridad en el ánimo de la mamá que tiene un embarazo normal, y es el momento elegido por muchos padres para transmitir la noticia a la familia. También en algunas mamás comienza a sentirse la ansiedad por conocer todo lo relacionado con el bebé, pero es importante tomarse las cosas con la mayor calma posible para evitar indeseados insomnios: quedan todavía seis lunas para que el nuevo miembro de la familia haga su aparición en el mundo.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp