Hay que diferenciar entre las complicaciones que surgen durante el embarazo por enfermedades previas de la madre o las que son provocadas por el hecho mismo del embarazo ”, explica la
ginecóloga Laura Londra . Así, por ejemplo, se puede distinguir entre la diabetes preexistente al embarazo y la diabetes gravídica, es decir, la ocasionada por la gestación. Durante el embarazo puede suceder que surjan complicaciones derivadas del hecho mismo de la gestación que pueden alterar su curso normal -y, por lo general, requieren de reposo o medicación-, pero que suelen tener un tratamiento exitoso que lleva el embarazo a buen término. Entre éstas se encuentran la placenta previa, la insuficiencia placentaria, que provoca retardo del crecimiento intrauterino, o la incompetencia cervical.
Placenta Previa
En este caso la placenta se ubica en la parte inferior del útero, ocluyendo en forma parcial o total el mismo. Esto impide que se desencadene el mecanismo de parto normal. Asimismo, durante la gestación pueden existir
hemorragias de distinta magnitud aproximadamente a partir de la semana 20, como consecuencia de contracciones, traumatismos, esfuerzos físicos y, en especial, durante el inicio del trabajo de parto. “Esto no ocurre así cuando la placenta se ubica en su posición más fisiológica como sería el fondo uterino o bien en las paredes anterior, posterior o laterales”, explica
Londra. El diagnóstico se confirma mediante ecografía.
El tratamiento consiste en reposo en cama y cuando es necesario medicación que ayude a relajar el útero. La finalización del embarazo terminará en un parto por cesárea.
Insuficiencia Placentaria
La ecografía evalúa adecuadamente el crecimiento del bebé. Por eso, si en algún momento ésta indica que los parámetros de crecimiento no son los esperados para la edad gestacional, se sospechará que la placenta brinda insuficiente aporte nutricional al bebé. En la mayoría de los casos, este cuadro es secundario respecto de otros problemas que pueda tener la embarazada, como por ejemplo el aumento de presión arterial en el último trimestre. La mejor manera de determinar en esos casos la función placentaria es mediante el estudio de los vasos placentarios y del bebé con ecografía con Doppler.
Si se comprueba la insuficiencia placentaria, probablemente se le inducirá el parto o se decide una cesárea en función de las condiciones de cada caso.
Incompetencia Cervical
En un embarazo normal el cuello permanece cerrado hasta que comienza a dilatarse en el momento del trabajo de parto, como consecuencia de las contracciones uterinas.
Pero en algunos casos, el cuello del útero tiene una debilidad congénita o adquirida que hace que se dilate como consecuencia del aumento de peso del útero gestante sin la presencia de contracciones dolorosas. En estos casos la dilatación del cuello suele presentarse al final del primer trimestre. “La incompetencia cervical es más frecuente en embarazos múltiples, en aquellas pacientes que han perdido embarazos previos o que han sido sometidas a cirugías en el cuello del útero (conizaciones o miomas submucosos)”, explica el
ginecólogo Alberto Kenny. Si se confirma que éste puede ser el caso, se practicará un
cerclaje a la embarazada, que consiste en mantener el cuello cerrado mediante un hilo que lo sutura, hasta que sea próxima la fecha del parto.
Diabetes
Se produce diabetes cuando el páncreas no produce la cantidad de
insulina necesaria para controlar el nivel de azúcar en la sangre. El embarazo puede acentuar esta dolencia o desencadenarla en mujeres que tenían cierta propensión o factores de riesgo, tales como obesidad o antecedentes de diabetes en la familia. El embarazo de la mamá diabética debe ser celosamente controlado para prevenir múltiples efectos no deseados, que podrían sobrevenirles tanto a la madre como al bebé (alto peso, problemas cardíacos, o respiratorios).
Tanto si se desarrolla la diabetes durante el embarazo o es una enfermedad previa, el obstetra establecerá controles del embarazo más frecuentes que lo habitual –hasta la semana 32 serán cada 15 días y luego, hasta el momento del parto, cada 7 días-. Trabajará con el diabetólogo y el nutricionista, según el caso, para asegurar el correcto tratamiento de la enfermedad y del embarazo e indicará, además de los exámenes de laboratorio de rutina, los de control diabetológico. También se le practicarán exámenes complementarios como evaluación oftalmológica, cardiovascular, renal, tiroidea y odontológica con la frecuencia necesaria según sea el caso.
A partir del segundo trimestre, se intensificarán los controles para determinar el crecimiento y el desarrollo del bebé, y de esta manera poder realizar el diagnóstico precoz de malformaciones. Las ecografías serán mensuales y ya en el tercer trimestre se seguirá estrechamente el cálculo del peso del bebé, porque la terminación del embarazo puede depender de éste. También se controlará la madurez placentaria y la vitalidad del bebé.
Lo fundamental en el tratamiento de la embarazada diabética es la dieta, la educación diabetológica y la insulinoterapia, si es necesaria.
El embarazo llega a buen término dependiendo de los controles durante éste y de que no hayan surgido otras complicaciones. El parto puede ser vaginal o por cesárea, dependiendo de cada caso particular.
Hipertensión Arterial
Hay dos clases de embarazadas con presión arterial alta: las que sufren hipertensión desde antes del embarazo (
hipertensión arterial preexistente o
crónica) y las que la padecen por primera vez en el embarazo, parto o puerperio (
hipertensión arterial gestacional o gravídica) y retornan a la normalidad después de este período.
La hipertensión gravídica es más frecuente en los últimos meses del embarazo y en embarazos múltiples. La presión alta mejora con el tratamiento, pero si persiste o se combina con
edema y pérdida de proteínas en la orina, existe riesgo de alterar el bienestar del bebé.
Preeclampsia
Por lo general, esta complicación no aparece antes de la semana 20. Sus características son presión arterial alta, proteínas en la orina y edema –hinchazón en los pies, manos y cara- y, con frecuencia, dolor de cabeza y náuseas. Su tratamiento requiere reposo, tratamiento específico de la presión arterial con medicación y control de la función renal.
Eclampsia
Se describe como un
estado convulsivo que aparece por primera vez en el embarazo, asociado a alta presión sanguínea. Otros síntomas son dolor de cabeza, visión borrosa, ahogo, retención de líquidos y proteínas en la orina.
Se llega a este cuadro luego de una preeclampsia severa que no ha sido tratada, aunque es poco frecuente que suceda en un embarazo que ha sido debidamente controlado. La eclampsia pone en serio peligro la vida de la mamá y del bebé.Siempre es precedida por presión arterial alta.
En este caso, el objetivo es estabilizar a la madre y terminar el embarazo lo antes posible -por cesárea- lo cual en general mejora mucho el cuadro. En estos casos el control estricto de los parámetros afectados debe seguir durante el puerperio.
Lo importante, frente a cualquier dolencia durante el embarazo, es tratar de evitar el pánico y el desánimo. Un control médico constante, exhaustivo y consciente, que cuide la salud tanto de la mamá como la del bebé, ayudará a ambos a llegar al día del parto con tranquilidad. Y una mayor contención por parte del papá, los familiares, los amigos y el equipo de obstetricia hará que los problemas se aplaquen. El miedo suele ser el peor enemigo, ya que agrega tensión a una etapa que ya tiene ansiedades y confusiones propias, por la complejidad en sí de la maternidad. Complejidad que se traduce en amor, con sólo ver al bebito que ya va a nacer.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp