Mamá y papá: diferencias en el embarazo
Desde las primeras semanas después de la concepción, la futura mamá siente la realidad del embarazo. Las náuseas, los cambios de humor, la sensibilidad exacerbada, el cansancio y fundamentalmente la alegría por la vida que vendrá, hacen que el bebé se encuentre presente en ella.
El papá, en cambio, percibe todas estas sensaciones físicas sólo si su mujer las comparte con él y la mayoría de las veces hasta en ese caso, le costará hacerse a la idea de lo que está sintiendo ella. Más adelante, la certeza del embarazo y los cambios físicos más notorios que vive la futura mamá hacen que el papá tome mayor conciencia de la nueva realidad que se avecina: la llegada del primer hijo.
Pero mientras para la mamá ocupa un lugar en su vida, a muchos futuros papás les cuesta involucrarse con el embarazo y acostumbrarse a la idea de que tendrán un hijo. Entonces, surge la pregunta: cómo lograr que el mayor compromiso del papá.
Pautas para incluir al padre en el embarazo
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Mientras que la mamá tiene nueve meses para sentir a su hijo dentro de ella y para ir haciéndole un lugar en su vida, el papá, por lo general, va asimilando el embarazo más lentamente, también por una cuestión física.
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Es muy importante que la mujer embarazada pueda comunicar adecuadamente sus necesidades para asegurar el bienestar del bebé y para que el papá se haga responsable del papel fundamental que tiene que cumplir en el embarazo.
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A veces, los temores que siente el futuro papá primerizo se interpretan o se traducen en falta de compromiso. Algunos miedos pueden ser cómo la llegada del primer hijo puede cambiar el estilo de vida del matrimonio o a su mujer. También puede tener preocupaciones económicas o laborales, que se cuida de manifestar abiertamente, pero que le impiden vivir el embarazo de forma más cercana.
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Es importante que durante el embarazo la mujer valore el nivel de compromiso que puede alcanzar su marido, aunque éste no sea el que ella espera, ya que en toda relación hay que saber apreciar qué es lo que el otro puede dar, mas allá de las expectativas personales.
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Tal vez el futuro papá no se sienta en condiciones de elegir la ropa para su primer hijo; sin embargo, seguramente querrá opinar e involucrarse en la elección del cochecito de paseo o de la cuna. Compartir la toma decisiones es muy importante para que él se sienta partícipe del embarazo, de la que es tan protagonista como la mamá, aunque desde otro rol.
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En la decoración de la habitación del bebé o en arreglos necesarios para la casa también puede participar activamente el papá y su ayuda siempre será bienvenida para la mamá, dado que a ella misma no le conviene encarar tareas pesadas o que la fatiguen.
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Muchos papás primerizos no se sienten cómodos en la consulta del médico, pero les encanta atender a su mujer en su casa y relevarla de tareas domésticas más pesadas y hasta de cocinar. Aceptar su ayuda y también las limitaciones o temores que puede sentir -a veces se requiere sólo un poco de tiempo para conversarlos- es una buena idea para empezar a comprometerlo.
- Si se está viviendo un embarazo complicado -desde el punto de vista de la salud o si se sufren dificultades de otra índole- y la postura del papá no colabora con el bienestar de la embarazada, es recomendable consultar con un especialista, que dará el consejo adecuado para resolver la situación.
El papel del padre en el embarazo
Uno de los problemas más frecuentes que experimentan los papás es no sentirse protagonistas del embarazo. “En los cursos insistimos en darle lugar a las preocupaciones que a ellos les genera la llegada del hijo, porque muchas veces se sienten apartados de la unión simbiótica que se da entre las mamás y el bebé”, cuenta Aixa Ezcurra, psicóloga y coordinadora de cursos de pre y postparto. “Y hay hombres que se involucran mucho en el embarazo de sus mujeres”. Esto se traduce en que esas futuras mamás encuentren en ellos apoyo, contención y mucho afecto en un momento en que todas las emociones se encuentran exacerbadas.
Llevar al futuro papá a las consultas médicas o a las ecografías son algunas de las actividades que proponen muchas embarazadas para involucrar a los hombres. Y en los cursos de preparto, se trata de lograr que los papás entiendan cómo va a ser el trabajo de parto, que sepan controlar su ansiedad y puedan ser un apoyo para sus mujeres.
Sin embargo, para Ezcurra lo importante es aprovechar la etapa del embarazo -donde la función del papá es la de ser el sostén de la embarazada- para que él se acostumbre a la idea de que deberá compartir el cuidado de su hijo una vez que nazca. “Atender al recién nacido, despertarse a la noche -aunque el papá trabaje todo el día-, calmar un cólico o cambiar pañales, puede influir en el futuro en lograr una relación mucho más estrecha y de confianza con su hijo”, agrega Ezcurra. Según la experiencia de la especialista, son muchas veces las mismas mamás quienes no permiten que sus maridos asuman su papel y los privan de una experiencia única y muy enriquecedora para sus vidas. “Por ejemplo, muchas veces las mamás primerizas confían más en sus propias madres que en el padre de su hijo, con lo cual él muchas veces se siente doblemente privado de tener una relación más íntima con su hijo: primero, porque su mujer le dice: ‘vos no sabes’ y después, por el papel que ocupa su suegra”.
En las mamás primerizas, es fundamental el rol activo del hombre en el puerperio, porque la diferencia entre no tener hijos y tenerlos es muy grande: “la sensación de pérdida de independencia que sienten las mamás se traduce muchas veces en tristeza postparto y el agotamiento físico de la madre durante los tres primeros meses de vida del bebé es muy grande”, dice Ezcurra.
Es bueno recordar que, del gran proyecto familiar que es tener un hijo, el embarazo constituye sólo la primera etapa, y en la crianza seguramente habrá tiempo para aprender a compartir y disfrutar el desafío de ser padres.