Dado que la sociabilidad es una de las capacidades con las que el ser humano enriquece su inteligencia emocional, parece más sencillo y, sobre todo, más íntegro lograrlo dentro de una familia como primer núcleo social. Por esa razón, una familia que muestre diversidad de caracteres, de roles y de afectos puede nutrir emocionalmente a la persona desde sus primeros días de bebé. Pero, ¿qué ocurre si este bebé sólo conoce el estímulo social de su mamá? Seguramente, habrá perdido la variedad de posibilidades de desarrollo respecto de aquel otro que recibe el regocijo de un entorno amplio. Sin embargo, integrar una familia pequeña –aun una que se encuentre reducida al vínculo mamá-bebé- no significa que al niño le falten oportunidades de socialización, de estímulo y de aprendizaje. Tampoco es cierto que ese bebé carezca de múltiples muestras de cariño de distinto tipo.
Por eso, tanto si se trata de una decisión personal como de una consecuencia no deseada, criar un hijo sola no está vinculado con una consecuencia inevitable de empobrecimiento emocional. En primer lugar, la familia es mucho más que el núcleo que habita un hogar; en segundo lugar, toda mamá puede generar redes que lo integren en ámbitos de afecto y contención donde ellos dos sean protagonistas, juntos; pero cada uno con su rol claro y diferenciado. No es raro que una mamá soltera se sienta extraña en ocasiones en que la vida social no parece prever un lugar para ella. La lástima, el quitarle responsabilidades o el dejar fuera de juego a un adulto en circunstancias parecidas no lo ayuda a éste ni a su hijo. Lo que sí es fundamental para ese bebé o niño es sentir la seguridad de una mamá firme en su función de educar y de amar. A veces, la seguridad en educar puede faltar cuando hay sensación de culpa por sí misma.
Esto es algo que también se presenta cuando la razón para criar al hijo solos es la separación de los padres. Según la psicóloga infantil Susan Reid , de la Clínica Tavistock (Londres), ocurre frecuentemente que los padres que se divorcian desatienden sus deberes hacia el niño y se concentran en sus propias necesidades. “Hay matrimonios que, aunque se separan, se las arreglan para seguir funcionando los dos como padres del niño, lo cual es obviamente una ventaja para éste”, expresa. Añade que, dado que los chicos pequeños no distinguen fácilmente entre realidad y fantasía, no es raro que incluso lleguen a pensar que son ellos los responsables de la partida de su papá o su mamá, con la consiguiente angustia que esto ocasiona en ellos. “Si los padres mantienen una buena relación y continúan compartiendo las responsabilidades y el amor hacia el niño, éste acaba comprendiendo que no es él el responsable de que se haya roto la relación entre ellos”, dice Susan Reid en "Comprendiendo a tu hijo de dos años".
En general, el adulto que cría solo a un niño puede hacerlo bastante bien, pero también hay que reconocer que esta tarea se le puede hacer muy dura por momentos. Una otitis o varicela causan ansiedad en cualquier mamá; asimismo, no se puede evitar sentir angustia cuando el bebé tiene fiebre. Cuando se está acompañado por el cónyuge, es más fácil compartir esos sentimientos, dejarse consolar por el otro, o, incluso, fortalecerse para darle ánimo. Otra ventaja es que se comparten los “turnos” para ocuparse por la noche o para llevar el hijo al médico, y esto facilita enormemente la tarea, sobre todo cuando los dos trabajan.
En su libro, Reid comenta también qué cosas hay que evitar ocasionar en los niños que son criados por su mamá sola. Los progenitores corren el riesgo de volcar todo su potencial amoroso sin medida en el hijo, por falta de un marido o una mujer, y esto puede dificultar al hijo en su busca de independencia e identidad. Otro aspecto que debe cuidarse es la posibilidad que tengan los chicos de encontrar modelos de actuación variados, en lugar de agotar la realidad en las acciones que ve siempre en el adulto con el que vive, recordando que, como dice esta autora, “es verdad que los niños y las niñas necesitan tener modelos de roles de los dos sexos para desarrollar bien su identidad”.
Evidentemente, la responsabilidad es más llevadera cuando puede ser compartida, y en ese sentido es un mérito innegable sacar adelante una familia de uno o más hijos si se está sola. Algo importante es reconocer que el ser humano es social por naturaleza y que la dependencia es parte de esa esencia. Los padres que están solos podrán buscar entonces otros adultos en quien confiar, a los que pedir algún favor de vez en cuando y con quienes crear lazos de contención y ayuda mutua. Guiados por su sensibilidad, la buena intención y el amor, una mamá sola o un papá solo podrá lograr una educación para su hijo. En definitiva, ningún núcleo humano está exento de cometer sus errores; pero, afortunadamente, está siempre preparado para volver a intentar y mejorar.