Embarazo

Monitoreos, contracciones y pujos

Monitoreos, contracciones y pujos

Cuando el momento del parto está cerca, la futura mamá está más sensible y hasta puede mostrarse irritable. Esto último suele ser indicio de un temor ante lo "desconocido", algo que no se supera simplemente por haber vivido otros partos. Sin embargo, tener más y mejor información puede contribuir a despejar algunas ansiedades. Contracciones y pujos: ¿qué son? ¿Cómo reconocer "el momento"?

Monitoreos, contracciones y pujos

El útero es un órgano principalmente formado por tejido muscular. Como todo músculo tiene actividad contráctil durante toda su vida, dentro y fuera del embarazo aunque habitualmente esto no es percibido por la mujer. Durante la gestación y hasta la semana 30 del embarazo esta actividad es casi inadvertida. En el embarazo, asimismo, se presentan dos tipos de contracciones:

Contracciones

  • las contracciones de Álvarez , que son muy suaves y de gran frecuencia.
  • las contracciones de Braxton Hicks , que se presentan en forma más intensa y esporádica.

Seguramente, la mamá que está llegando a este período cercano al parto ya distingue perfectamente entre unas y otras, así como seguramente sabe también cómo contabilizar los movimientos del bebé antes de notificar a su médico por cualquier novedad. Sin embargo, hay que notar que cerca del momento del parto se produce una transición del patrón de contracciones, pasando de contracciones de embarazo a las de parto.

Antes de éste, se habla de un período "preparto" caracterizado por el aumento del número de las contracciones que por momentos se asemejan a las de parto, aunque no perduran en el tiempo desapareciendo por horas o bien aislándose unas de otras para tal vez regresar horas o días después.

Cada mujer es diferente, pero también cada parto que ella tenga lo será, por eso, a pesar de haber tenido otros hijos puede ocurrir que una mamá dude ante sus contracciones si se acerca o no el momento de conocer a su bebé.

Además, muchas mujeres no sienten las contracciones hasta que no están muy avanzadas en el trabajo de parto, mientras que otras no experimentan la ruptura del saco con agua que rodea al bebé en el vientre materno. También hay quienes sufren la caída del tapón mucoso días antes de dar a luz o justo horas antes, cuando el útero empieza a dilatarse, y otras, en cambio, no experimentan esta pérdida.

Se puede decir, en general, que el trabajo de parto ha comenzado si:

  

  • Las contracciones ocurren en intervalos regulares y a medida que avanza el día, suceden cada vez más a menudo.
  • Las contracciones no se alivian cuando se está en movimiento o se cambia de posición.
  • Se sienten las contracciones en la espalda y que de ahí se irradian hacia el abdomen.
  • Las contracciones son cada vez más fuertes.

 

 

Uno o todos estos síntomas pueden estar presentes. Pero, respecto de las contracciones, se sabe que cuando se acerca el momento del parto la contractividad uterina aumenta. Esa intensidad y frecuencia que la mayoría de las veces producen molestia y dolor son indispensables para que se produzcan las modificaciones necesarias en el cuello uterino, de modo de poder dar paso al bebé. A este período se lo denomina período dilatante. Las contracciones pueden llegar a presentarse cada 3 minutos aproximadamente. Los pujos serán los que permitan el paso final del bebé por el "canal de parto". Pero las contracciones no acaban allí, ya que luego del nacimiento continúan hasta expulsar la placenta, período denominado alumbramiento.

También en el postparto o puerperio continúan las contracciones pero son generalmente suaves e indoloras, aunque pueden producir molestias que se calman con algún analgésico recomendado por el obstetra. La función de estas contracciones finales es permitir que el útero retorne a su tamaño natural.

 

¿Qué son los monitoreos?

A fin de comprobar el estado de salud del bebé, en el último tramo del embarazo es habitual que el obstetra indique realizar monitoreos quincenales o semanales. Durante los mismos, se le suele pedir a la futura mamá que avise mediante un dispositivo, cada vez que sienta una contracción en un período dado (que es el período de duración del estudio).

Paralelamente, el médico irá monitoreando la actividad del bebé mediante una suerte de "cinturón" que se coloca en la panza de la mamá. Con ambas mediciones, el obstetra tendrá indicaciones del estado de salud del bebé.

También es habitual que una vez internada y ya en proceso de parto, se le realicen monitoreos a la mamá para hacer un seguimiento de la actividad del bebé.

 

¿Qué son los pujos?

Durante el período expulsivo, desde la dilatación completa y hasta el nacimiento, se agregan a la fuerza de las contracciones uterinas los pujos maternos. La penetración de la cabeza del bebé en la pelvis desencadena un reflejo que lleva a la madre a comprimir sus músculos abdominales tratando de expulsar a su bebé al exterior de su cuerpo.Este trabajo resulta agotador para la mamá, quien vive el momento con una gran responsabilidad ya que no basta con pujar: hay que hacerlo logrando hacer coincidir su fuerza con el momento adecuado de la contracción, para que resulte eficaz. Es conveniente que previo al pujo la mamá inspire profundamente reteniendo el aire y cerrando luego la boca realice fuerza en dirección a sus genitales. Esta práctica resultará familiar para quien ha tenido un bebé antes, pero no deja de ser una experiencia que conmueve.

Los cursos previos al parto ayudan mucho en esta función de revivir (o anticipar, en el caso de las primerizas) el ejercicio que se le pedirá a la mamá en la sala de partos, algo de lo que también participa el papá. De esa manera, ambos estarán mejor preparados para enfrentar con más calma -sobre todo el papá, claramente- el momento de "trabajar" en el parto.

El nacimiento del bebé es inminente y la mamá no es la única que espera con ansiedad.  Sin embargo, ella y el bebé son los protagonistas. Todo el equipo médico estará a su disposición, pero los días previos -o las pocas horas que queden- serán también un buen recuerdo si se las vive con la plena conciencia de lo que está a punto de comenzar: la realidad de que se será para siempre mamá.

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.

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