Motricidad gruesa: Salta con los dos pies y sorprende con pequeñas acrobacias.
Persona social: Está empezando a ser más independiente. Ya no siente tanto la ansiedad por separarse de sus padres. También le gusta probar los límites, desafiando las indicaciones. Es importante fijar reglas y mantenerlas cariñosamente, pero con firmeza. Aunque no parezca, el bebé necesita y disfruta de la sensación de orden y estructura. Y por más divertidas que le resulten sus expediciones, prefiere la compañía y los mimos de sus padres. Cuando juega con otros, les ofrece sus juguetes pero enseguida quiere que se los devuelvan.
Comunicación: Empieza a darse cuenta de que cada cosa o persona tiene un nombre y quiere aprenderlos. Uno de los más importantes es el propio, que pronuncia seguido. Asocia nombres con personas y con objetos como su nariz, sus ojos y su boca. Cuando le leen un cuento, señala y nombra sus dibujos preferidos. Con curiosidad insaciable, quiere aprender más y más palabras. Es momento de seguir hablándole, leyendo y repitiendo palabras. Ya empieza a armar frases simples (sustantivo y verbo) y usa palabras para pedir cosas.
Motricidad fina: Ya puede sacarse la ropa y los zapatos y también trata de ponérsela. A la hora del juego, es capaz de corregir una torre de cuatro cubos, si está mal armada.
Te recordamos que estos hitos del desarrollo son aproximados, dado que cada bebé es único. Ante cualquier duda, te sugerimos que siempre consultes al pediatra.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp