Los padres deben fomentar la relación con su hijo hablándole mucho, cantándole y leyéndole en voz alta cuando el niño empieza a ser más receptivo.
Desde su nacimiento el bebé va adquiriendo capacidades cada vez más complejas para poder comprender y expresarse. El llanto comienza a modularse con matices diferentes, se transforma en un balbuceo y, poco a poco, empiezan a surgir las palabras. A la vez, aprende a percibir los sentimientos y las emociones de quienes los rodean, a reconocer sus voces y a responder a quien le habla con intencionalidad. “ Da, da, da, da, da, da es el tema de conversación recurrente que tenemos con Caro”, cuenta Dolores, madre primeriza de una beba de poco más de un año.
“ Sin embargo, yo le hablo, le explico, me esfuerzo en modular y marcarle los tonos y ya son varias las veces que me sorprende repitiendo palabras o sílabas sueltas”, relata orgullosa.
Los 14 meses marcan el momento de convertirse en compañera del bebé en el juego del lenguaje, dirigiendo los primeros pasos y descubriendo nuevas palabras. El primer axioma para ser un buen interlocutor es aprender a conversar, es decir, tomar turnos al hablar y responder a lo que el chico dice. Al principio, la conversación es de un solo lado. Los padres conducen casi toda la charla, mientras el niño sólo se dedicará a emitir balbuceos. Esto ya representa una buena señal, ya que implica que está prestando atención y que pronto comenzará a aprender más y más palabras sueltas. En esta fase, el bebé ya domina aproximadamente 8 términos. En los meses siguientes, su vocabulario aumentará rápidamente alrededor de 50 palabras. Los chicos parecen ponerse serios en relación con la tarea de hablar y muestran una explosión en el vocabulario.
La Sociedad Argentina de Pediatría destaca que sólo una pequeña parte del aprendizaje del lenguaje de un niño proviene de la enseñanza directa. La mayor parte surge de escuchar lo que otros le dicen y de oír las conversaciones de su alrededor.
Sólo unos pocos chicos no logran aprender a hablar de la vida cotidiana. Los esfuerzos extra que se realicen para involucrarlos en una conversación entretenida recompensarán de manera sumamente enriquecedora su vocabulario y comprensión posteriores. Así, participar en una conversación estimulante y ser compañeros de juegos son las claves para desarrollar el poder de su lenguaje.
Recomendaciones para favorecer la adquisición del lenguaje:
- Darle tiempo y espacio al niño para expresarse, no apresurando una respuesta. Así se logrará además interpretar mejor lo que nos quiere decir.
- Hablar a los niños con matices expresivos, suaves, afectuosos, divertidos, desprovistos de violencia. Aumentará su atención e interés por las palabras y las voces humanas.
- Desde el balbuceo, hacer participar al niño de la situación de diálogo. Es fundamental que quien intervenga respete su turno para hablar, lo que demostrará que se le presta atención.
- Transmitir expresiones de elogio ante la muestra de las habilidades que va adquiriendo.
Consejos sencillos para facilitar el uso de palabras y el desarrollo del habla:
Atraer la atención del bebé con el juego, actividades placenteras o juguetes mientras se mencionan los objetos que se van tomando o las cosas que se van haciendo.
- Usar una luz para llamar su atención y orientar el sonido que el bebé emite repitiendo la palabra luz.
- Iniciar juegos de imitación de movimientos y gestos (aplaudir, besar) y luego imitar palabras.
- Enseñar el propio nombre a través del juego del espejo (señalar la imagen en el espejo diciendo el nombre del bebé).
Prestar atención y valorizar las primeras expresiones verbales del niño serán estímulos fortalecedores de su progreso como hablante.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.