Niño

Desesperado por comunicarse

Desesperado por comunicarse

La adquisición del lenguaje es el aprendizaje más complejo que debe realizar el niño. Por su propia naturaleza nunca puede ser una tarea solitaria. Por el contrario, depende absolutamente de la atención que le presten sus padres.

Desesperado por comunicarse

Ignacio todavía no cumplió los dos años, pero está acostumbrado a jugar con sus primos, apenas mayores. Sentados alrededor de los autitos, cada uno elige cuál usará. Ignacio trata de alcanzar el tractor verde que llamó su atención, pero Tomás lo agarra antes al grito de: “Yo soy éste”. El pequeño trata de recuperar su tesoro gritando “mío, mío”, pero es imposible, le ganan por diferencia de años. Finalmente, opta por un recurso “no tradicional”: se acerca a su primo y le muerde el brazo. En un instante el cuarto de juegos es un campo de batalla y las mamás corren a mediar en el conflicto. Ignacio, en penitencia, sigue repitiendo: “mío, mío”.

Para desesperación de su mamá, el episodio anterior se viene repitiendo seguido últimamente. “Cada vez que juega con alguien tengo que estar con mil ojos –cuenta su mamá, Victoria–. No sé qué hacer. Nunca sé cuándo va a morder a sus amigos”.

Aunque suene extraño, muchas veces los chicos que muerden están manifestando así la imposibilidad de comunicarse como querrían. Su léxico, a los 22 meses, es todavía limitado, por eso recurren a otras maneras de expresarse, incluida ésta. La solución a las mordidas puede ser prestar especial atención a sus dificultades de expresión y ayudarlos a comunicarse.

En este momento, su modo privilegiado de expresión es la palabra frase: una palabra que expresa muchos significados. Como indica el informe Características del desarrollo del lenguaje en los niños de 1 a 5 años de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) : “Entre los 12 y los 24 meses, el niño verbaliza palabras, combinando sonidos de la lengua (idioma) reconocibles por el adulto, ampliando considerablemente su repertorio léxico. Utiliza una sola palabra con la intención de comunicar mensajes más amplios. Por ejemplo: dice papá para expresar: ahí está papá, dónde está papá, quiero ir con papá”.

Una importante novedad del momento es que no sólo utiliza palabras para señalar personas y objetos externos a él, sino que también las aplica para expresar sus propias ideas y sentimientos. Le encanta hablar y pretende que siempre le presten atención: se da cuenta perfectamente cuando está hablando y no lo escuchan.

Un paso más en esta importante conquista es armar frases simples, usualmente de sustantivo y verbo. Aunque en promedio este hito llega a los 2 años y tres meses, algunos empiezan a armar oraciones antes de cumplir los dos años.

La adquisición del lenguaje es el aprendizaje más complejo que debe realizar el niño. Por su propia naturaleza, nunca puede ser una tarea solitaria. Por el contrario, depende absolutamente de la atención que le presten sus padres, del tiempo que le dediquen a conversar y de la paciencia con que cada día le regalen las palabras que necesita y aún no conoce.

La misión de la familia

La SAP brinda estos consejos para los padres de bebés de dos años:

  • Estimular al bebé en forma lúdica.
  • Ofrecerle un modelo lingüístico correcto y adecuado para imitar: no hablarle mal.
  • Hablar mucho con él: la televisión o la radio no sirven, necesita interacciones humanas.
  • Estimular todo tipo de juegos verbales.
  • Hablar despacio y claro, mirándolo a la cara.
  • No corregirlo, sino sobrecorregirlo. Es decir, si comete un error, en lugar de marcárselo, esperar a que termine de hablar y retomar la palabra, pronunciándola bien y en el marco de una oración. Por ejemplo, su "Quero cocholate" será "¡Ah!, Muy bien, después podemos ir a comprar un chocolate".

Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.

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