El largo proceso de independencia que se inicia a los dos años está fuertemente marcado por la aparición del espacio del juego. La imaginación y la creatividad están a la orden del día y los chicos empiezan a recrear situaciones de la vida cotidiana desde lo lúdico.
Si bien se trata de una evolución natural, existen muchos recursos para estimular el desarrollo de esta nueva etapa. La elección de los juguetes adecuados es importante y permite guiarlos en un recorrido divertido, tanto para los hijos como para los padres.
Los juguetes ideales para esta etapa son:
- Papeles, plastilinas, marcadores y todo lo que estimule la motricidad fina. El dibujo es clave en el desarrollo de los chicos de dos y tres años, ya que les permite usar la imaginación y la puesta en práctica de representaciones y conceptos nuevos. Con las diferentes texturas, además, exploran nuevas sensaciones y colores. Por su parte, la plastilina (o masa) es ideal para descargar ansiedades.
- Bloques para construir. A esta edad, los chicos empiezan a utilizar los objetos para representar otras cosas. Así, un conjunto de partes de madera se convierten en edificios, torres, puentes y otras figuras.
- Muñecas. Las actividades cotidianas que los chicos desempeñan en su casa, en el jardín de infantes y otros espacios de socialización se imitan en el juego. Un bebé de juguete, entonces, se convierte en el hijito a quien prodigarle cariño, retar, bañar o hacer dormir. De ese modo, los chicos canalizan también su forma de experimentar el mundo y logran darle forma, comprenderlo.
- Libros. Los cuentos cortos, con secuencias breves y predominio de imágenes son muy importantes en el desarrollo del lenguaje. La lectura les permite aprender nuevo vocabulario y ampliar su mundo. Los chicos a esta edad entienden y memorizan mucho más de lo que pueden expresar, algo que se pone en evidencia cuando, tiempo después, son capaces de generar frases o identificar realidades que vieron o escucharon en un cuento, sin siquiera darse cuenta de ello.
Asimismo, los objetos cotidianos que no son juguetes también son elementos de juego para los chicos en esta etapa. Una caja de zapatos se convierte en la cama de una muñeca. Una caja de fósforos se transforma en un autito de carrera. Por eso, es importante que se guarde un espacio importante para la imaginación, que con estos recursos se incita más que nunca. " No siempre son buenas esas cocinitas que viene con todas las partes, por ejemplo", argumenta Luciana Révora, psicopedagoga, y agrega: "También es bueno ´hacer de cuenta que´".
La recreación de situaciones concretas también se vincula a la imaginación y resulta una herramienta útil para los padres. Jugar al médico, por ejemplo, permite que los chicos se preparen para cuando ellos vayan al doctor y así tengan menos miedo. Marcela, mamá de Guido (3), cuenta que ella se vale del juego para preparar a su hijo para acontecimientos nuevos. "Cada vez que tengo que llevarlo a algún lugar que no conoce, como el dentista o el oculista, recreamos la escena en casa. Así, llega al consultorio sabiendo a qué se va a enfrentar", relata.
A su vez, hay varias salidas recreativas que son formas de juego y resultan ideales para esta edad:
- La plaza. Es el espacio de socialización por excelencia. Allí entran en contacto con otros chicos y ponen en práctica nuevas destrezas físicas como trepar, deslizarse o balancearse.
- El zoológico. Los acerca al mundo animal y les permite aprender vocabulario nuevo. Es estimulante para todos los sentidos.
- Un espectáculo de títeres. Se recomienda que sea corto (no más de media hora), ya que los más chiquitos no se concentran en una misma actividad por más tiempo que el indicado.
A través del juego, los chicos ingresan al mundo social y estimulan la creatividad. Según los especialistas, junto con el dominio del habla, jugar es el hito psicomotriz más importante de esta etapa. Una razón más para que los papás cooperen con sus hijos en el desarrollo del espacio del juego infantil.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.