Todavía tiembla cuando se acuerda, pero Luis prefiere contar la historia para que a otros les sirva. Era una tarde de verano y la familia entera estaba terminando de comer un asado. De pronto, su esposa se dio cuenta de que Sofía, de casi 3 años, que hasta hacía unos minutos estaba jugando a su lado, había desaparecido. Se levantaron los dos a buscarla y Luis enfiló directamente hacia la pileta. La puerta de la reja entornada terminó de activar la alarma que ya sonaba en su interior. Allí encontró a su hijita, boca a bajo, rodeada del agua que todavía se movía. A partir de ese momento, todo fue muy rápido y fue gracias a eso que la historia terminó bien.
Para darse una idea de lo difícil que es prever este tipo de accidentes sirven algunos datos. El 75 por ciento de los ahogamientos en piletas con cerco se producen con la puerta abierta en el momento del accidente y casi la mitad de los niños pequeños que se ahogan en piletas fueron vistos por última vez, sólo minutos antes, dentro de la casa. Los chicos pueden resbalarse y caer dentro de la pileta sin hacer ningún ruido, y tampoco podrán gritar para pedir ayuda. Por eso, los adultos sólo reaccionarán cuando noten su ausencia.
Los niños menores de 5 años son el grupo más propenso a sufrir accidentes en el agua, por diversas razones. Los pediatras coinciden en que no es suficiente método preventivo el enseñar a nadar a un niño pequeño: de hecho, antes de los tres años no se consigue seguridad en su flotación. Pero el riesgo no es sólo con las piletas, como alerta la Sociedad Argentina de Pediatría: “Los padres no deben olvidar que unos pocos centímetros de agua es todo lo que se necesita para que ocurra un accidente, tal como podría ocurrir en bañaderas, piletas inflables o cualquier otro lugar. Enseñar a nadar a sus niños es muy importante, pero la edad de inicio recomendada es a partir de los cuatro años. Igualmente, el hecho que un niño sepa nadar no significa que él estará seguro en el agua. Por ello los niños deben tener supervisión adulta siempre que estén en el agua o cerca de ella ”.Un niño debe saber como un mandamiento que no puede acercarse al agua sin el control de un adulto. El doctor Diego Montes de Oca, del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Austral, enfatiza: “Nadie: niño, joven ni adulto, debería nadar solo” .
Asimismo, el médico brinda una serie de recomendaciones para prevenir accidentes en el agua:
- No dejar nunca al niño solo dentro o cerca de la pileta, ni siquiera por un momento.
- Además del control estricto, conviene que use salvavidas inflables o "alitas" en los brazos.
- Mantener los juguetes lejos de la pileta, para que el chico no se tiente al ir a buscarlos.
- Evitar que haya triciclos u otros juguetes de desplazamiento en el borde de la pileta.
- No usar trampolín en piletas que no son aptas para ellos. Evitar el uso de tobogán.
- Mantener lejos del agua los objetos o aparatos eléctricos.
- Colocar reja protectora alrededor de la pileta y no dejar abierta la puerta, ni siquiera por unos minutos.
- Si además de la reja se usa una cobertura, como lona, plástico o malla, no utilizar las que son flotantes: las fijas son más seguras. Además se debe cubrir totalmente la pileta, para evitar caídas por debajo de la cobertura, y asegurarse de que no haya agua sobre ésta última.
Con respecto a las características de la pileta, la Sociedad Argentina de Pediatría detalla: " Las piletas deben estar totalmente cercadas (360º). Los cercos deben tener no menos de 1, 50 metros de alto, y los barrotes que lo forman estar separados por una distancia no mayor a 10 centímetros, entre ellos y con la pared, para evitar que el niño pueda pasar por ese espacio. Las puertas de acceso deben tener picaportes de autocerrado colocados a una altura que no pueda ser alcanzada por los niños, la llave debe ser guardada en un lugar seguro, fuera del alcance de los niños".
El complemento de estas medidas de prevención es el entrenamiento en la Respiración Cardiopulmonar (RCP), no sólo de los adultos sino también de los chicos (muchos consideran que debería ser incluida dentro de la currícula escolar). Conocer las maniobras puede hacer toda la diferencia en caso de accidente, tanto para la protección de la propia familia como para la asistencia solidaria a los demás.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.