Ni bien el pediatra le confirmó que su hija de 3 años tenía rubéola, Cecilia se comunicó con el jardín de infantes. “Entonces me enteré de que otros dos chiquitos también estaban enfermos. Me molestó mucho que no nos hubiesen avisado. Afortunadamente, como Belén tiene todas las vacunas, fue muy leve. Pero si me hubiera enterado antes, le hubiese pedido consejo al pediatra sobre formas de prevención”, afirma. El contagio en el jardín es desafortunadamente un hecho frecuente. Con la llegada del invierno, por ejemplo, aparecen los resfríos, las gripes y otras enfermedades estacionales. El frío en el exterior y la calefacción de los ambientes, sumados a la ropa de abrigo y a la actividad constante, producen un microclima que favorece la permanencia de los virus y, por consiguiente, el riesgo de contagio.
La Fundación de Estudios Infectológicos (FUNCEI) del doctor Stamboulian explica: "Los niños que concurren a guarderías y jardines de infantes permanecen en ellos varias horas por día. Debido a su corta edad, estos chicos carecen de defensas contra enfermedades infecciosas comunes como cuadros respiratorios, diarreas, conjuntivitis y otras menos comunes como hepatitis, meningitis, neumonía, etc. Cuando un niño adquiere una enfermedad infecciosa, elimina microorganismos desde uno o dos días antes de la aparición de los síntomas y puede transmitirlos a sus compañeros, a los adultos que los cuidan y a sus familiares. Sin embargo, gran parte de las infecciones que se adquieren en guarderías y jardines se pueden prevenir con medidas de control destinadas a interrumpir la cadena de transmisión". Un factor básico que determina el éxito en un plan de prevención es la buena y fluida comunicación entre los padres y la institución. La responsabilidad no es sólo del jardín. Los padres deben avisar cuando su hijo tiene alguna enfermedad que puede ser contagiosa. Muchas veces no lo hacen por temor a que su hijo sea señalado o apartado por sus compañeros y docentes; y otras, simplemente por olvido.
Qué acciones conjuntas pueden realizarse?
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Que el colegio trabaje continuamente con los niños y los padres sobre pautas de higiene, en casa y en el Jardín, y sobre la importancia de una alimentación sana y adecuada.
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Lavarse las manos antes de comer o tomar. Que cada chico tenga su toalla, jarro, y cepillo de dientes identificados.
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Hacer hincapié en la importancia de no intercambiar estos utensilios entre los compañeros.
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No tocar las heridas de los compañeros ni las propias. No tocar los pañales sucios de los compañeros ni los propios.
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El personal del jardín debe mantener ambientes ventilados y limpios.
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Tener las manos limpias antes de cambiar los pañales de algún niño, de preparar la colación, o de limpiar heridas, y lavarlas al finalizar.
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Limpiar constantemente baños y cocina.
El ser humano no vive aislado: está en su naturaleza formar grupos. Por lo tanto, la omisión de información tendrá efectos negativos en todos, incluida la propia familia. Por el contrario, una actitud responsable en este tema redundará en beneficios para todos, comenzando por el propio niño.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.
Elaborada conel auspicio de la marca PRURISEDÁN.