Motricidad gruesa: El niño sigue siendo energía pura: camina y anda sin manifestar cansancio alguno. Puede caminar en puntas de pie y correr bien, cambiando de dirección y evitando obstáculos en el camino.
Persona social: Es tiempo de explicar el por qué de algunas reglas o de hábitos, como lavarse los dientes. Ayudar a que los chicos entiendan las razones que hay detrás de cada regla, hace más fácil su cumplimiento. Aunque parezcan rebelarse -y de hecho lo harán muchas veces-, los hábitos comienzan a fijarse en su conducta.
Comunicación: El diálogo empieza a ser cada vez más fluido. El hábito de la lectura es ideal para enriquecer el lenguaje del niño de esta edad. En esta etapa, ya entiende las funciones de los objetos y se interesa por aquellos con los que tiene contacto cotidianamente, tales como el peine, el jabón o el dentífrico.
Motricidad fina: Con ayuda de sus padres, puede cepillarse los dientes y lavarse las manos solo. También comienza a utilizar el tenedor para comer.
Te recordamos que estos hitos del desarrollo son aproximados, ya que cada niño es único. Ante cualquier duda, te sugerimos que siempre consultes al pediatra.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp