Motricidad gruesa: Por un segundo -que para él parecerá una eternidad-, puede mantener el equilibrio en un pie, pirueta que exhibirá insistentemente frente a sus padres.
Persona social: El límite entre realidad y fantasía es todavía borroso. Para él, los personajes de los dibujitos animados y de los libros son tan reales como las personas de carne y hueso. Pero esta confusión también se traslada a su comportamiento. Por ejemplo, después de romper un adorno, asegura que él no lo hizo… pero no porque esté mintiendo deliberadamente, sino porque desearía que esa fuera la realidad.
Comunicación: Su lenguaje se enriquece con vocabulario y nuevas palabras. Usa adjetivos y puede nombrar al menos seis partes del cuerpo.
Motricidad fina: Ya tiene la habilidad para encarar algunas tareas de su cuidado personal, aunque no siempre con buenos resultados. Sus preferidas son ponerse la remera, lavarse los dientes y lavarse y secarse las manos.
Te recordamos que estos hitos del desarrollo son aproximados, ya que cada niño es único. Ante cualquier duda, te sugerimos que siempre consultes al pediatra.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp