Pablo recuerda el día en que nació su hijo y se emociona: las tres idas a la clínica; las contracciones a las tres de la mañana; el "rompí bolsa"; el viaje en taxi en el que, como en las películas, pensó que no llegaban, y el instante milagroso en que conoció a Santiago, con sus tres kilos trescientos y ese llanto tranquilo que lo caracteriza. Mariana, también conmovida, escucha el relato de su esposo y no duda en afirmar: "Pablo me ayudó mucho en el parto".
Las contracciones, la dilatación, la ruptura de bolsa, la peridural, la episiotomía, los pujos: no queda duda sobre el papel de la madre en el parto. Pero, ¿cómo puede ayudar el papá? Su función es de contención y acompañamiento, pero éste no es un rol que pueda improvisarse. "A mí lo que me cambió la cabeza fue el curso de preparto. Ahí te explican muchas cosas que para las mujeres son cotidianas pero sobre las que nosotros no tenemos ni idea. Te explican cómo está tu hijo, cómo va a salir y qué va a pasar en cada momento", recuerda Pablo.
A continuación, diez tareas que puede realizar el papá. Son ideas sencillas, pero que hacen una gran diferencia.
- Controlar las contracciones: Con una mano en la panza y la otra en el reloj, tomar el tiempo. Una buena manera de sentirlas es colocando la mano en la región del ombligo: fuera de la contracción se podrán hundir los dedos y palpar partes del bebé, mientras que durante la contracción, no. Pablo y Mariana todavía conservan el papelito en donde él anotaba el tiempo de cada contracción.
- Tener a mano los teléfonos de la partera y del obstetra: Como a la mujer muchas veces le cuesta hablar por el dolor, el papá es quien se tiene que comunicar con la partera y transmitirle lo que ella siente, para que pueda evaluar si es el momento de ir a la clínica.
- No olvidarse del bolso: Aunque en rigor nada de lo que allí lleven es indispensable para el parto, sí es para la mamá una fuente de seguridad. Son las cositas de su bebé, que preparó con ilusión.
- Ocuparse de los trámites: Aunque muchas veces el obstetra es quien da inicio a los trámites administrativos y sólo se completan después del nacimiento, claramente están dentro del ámbito de acción del papá.
- Hacerle acordar de la respiración: Es algo que aprendieron juntos en el curso de preparto. Pero con el dolor, la mujer se puede olvidar de respirar cuando viene la contracción. Si el padre le hace acordar cada vez, ella estará más relajada y la dilatación irá fluyendo.
- No desesperar: Para eso, es importante tener información sobre lo que va a pasar y confiar en los profesionales que eligieron.
- Hacer sentir acompañada a la mujer: En la sala de preparto muchas veces los dos están solos, preparándose para lo que vendrá. Él le puede demostrar su apoyo dándole la mano, arreglándole el pelo, haciéndole masajes en la zona lumbar, o alentándola frente a cada contracción.
- No dejar que tomen posesión de la habitación: Ya nació el bebé y todos quieren conocerlo, pero el papá tiene que regular las visitas, y frenar a familiares y amigos si ve que su mujer está cansada o quiere estar a solas con el bebé. "Es un motivo de alegría para todos, pero tienen toda la vida para conocerlo, alzarlo y estar con él: justamente, se trata de una vida que está empezando. Tienen que entender que no es un auto nuevo, ¡es un hijo nuevo!", dice Pablo con humor. Las mamás lo saben: las consecuencias del ajetreo del día se sienten a la noche.
- Prestarle atención a la mamá: Con el nacimiento del bebé, se produce un desplazamiento de la atención: antes ella era el centro de todas las miradas y ahora todo se concentra en el bebé. Y si bien ella está feliz de que así sea, no deja de sentirse un poco abandonada. Es el papá quien debe equilibrar esta situación. "Que te hagan un regalito, por ejemplo, es muy lindo. Pero más allá de por el regalo en sí, porque pensás: 'se acordó de mí, sigo existiendo'. Te sentís revalorizada en tu papel de mujer", expresa Mariana. Un consejo para padres desorientados: no es momento de regalarle electrodomésticos.
- Una vez en casa, ¡a sus órdenes!: Volvieron a casa, ahora son tres. La familia vive su momento de mayor felicidad. Pero todo parece cuesta arriba. "Te duelen los puntos de la episiotomía. No sabés hacer nada. Cada pañal es un desafío. No podés limpiar, lavar los platos, hacer pis ni bañarte. No te gusta tu cuerpo. Estás con la toallita por las pérdidas. Cuando viene alguien a visitarte, te ofrece ayuda con el bebé, pero a nadie se le ocurre darte una mano con la casa. Todo eso que era hermoso, en ese momento te invade", recuerda Mariana. El cansancio de una jornada de trabajo fuera del hogar es incomparable al agotamiento de ser mamá por tiempo completo, y por primera vez. La mamá necesita que la ayuden de muchas maneras: desde la contención afectiva, hasta los detalles más prácticos.
- Puede necesitar desde un abrazo hasta un cambio de pañales o que el papá cuide al bebé mientras ella descansa, toma una ducha, o sale a pasear.
Consejos de papá a papá:
Pablo propone otro consejo para los papás: "No perderse el parto. Es el principio de la vida de tu hijo". No se distraigan sacándole fotos o filmándolo. Mirarlo, son apenas unos segundos. Cuando lo vi salir, yo me puse a llorar como un bebé, porque es milagrosísimo".