Las invitaciones, los juegos, los regalos, la comida, la decoración, la torta, las velitas... los ítems que conforman un cumpleaños infantil parecen interminables. Para muchos chicos, el cumpleaños de tres es el primero que festejan con una fiesta. Esto genera grandes expectativas en los pequeños, pero también en sus mamás que se esfuerzan para que todo sea perfecto. Marcelo Ayuso, coordinador de Cartoon, empresa que lleva más de 20 años animando fiestas infantiles, cuenta: “Hemos aprendido muchísimo de ver a mamás equivocarse a pesar de sus buenas inteciones. Ellas trabajan mucho y a veces terminan desilusionándose porque las cosas no salen como hubieran querido”.
El especialista distingue entre dos situaciones completamente diferentes: cuando los invitados son los compañeros del jardín y cuando son hijos de amigos y parientes. En el primer caso, se trata de chicos que están acostumbrados a jugar juntos. Todo les divierte muy intensamente pero por un tiempo muy corto. “Para chicos de esa edad, nada funciona por más de 5 o 10 minutos y tampoco les gusta estar mucho tiempo sentados”, advierte. Por ello, se hacen juegos cortos con consignas simples, como bailes, shows de títeres, juegos para transportar o arrojar objetos o con estructuras de encastre, y actividades corporales. “También hay que tener en cuenta que les cuesta compartir, con lo cual hay que tener materiales suficientes para todos”, agrega. Por lo general estas fiestas duran dos horas y son animadas por al menos dos personas para un máximo de 35 chicos. En el caso de que el cumpleañero no vaya al jardín y sus padres decidan invitar a hijos de amigos o parientes, el planteo es totalmente distinto: “Se opta por actividades menos estructuradas, con distintos materiales que quedan a disposición de ellos para jugar más libremente, teniendo en cuenta que muchas veces son de edades variadas”.
Los premios, ¿son necesarios en los cumpleaños de esta edad?
Es costumbre bastante arraigada en las fiestas de cumpleaños que los juegos tengan premios. La postura de los especialistas de Cartoon es contraria a esta práctica: “Por una cuestión ideológica nosotros no damos premios. No estamos de acuerdo con ellos. Mezclar el juego con el premio es matar el juego, es transformarlo en competencia. El juego es valioso en sí mismo. No se mejora ningún juego dando un premio. Los chicos no los necesitan y mucho menos a esa edad. Es algo que fomenta el espíritu de competencia y anula lo más auténtico del juego. A lo sumo, podemos darle algo para todos, pero deja de ser un premio para ser un regalo.”
La comida para un cumpleaños de tres años
El tema de la comida no es un detalle menor y tiene sus secretos. “Yo siempre recomiendo a las mamás es que no haya una mesa servida todo el tiempo. El momento de ir a comer está pautado: hacemos una pausa cada 45 minutos en la que los chicos toman y comen algo y se preparan para seguir jugando”, apunta Marcelo.
Además, la mayoría de las veces ocurre que sobra mucha comida. “Los chicos no comen casi nada en los cumpleaños. Primero, porque son chicos y, segundo, porque están excitados con la fiestita”, explica el especialista. Por eso propone que la comida sea poca y simple. Lo más habitual es llenar la mesa de papas fritas, palitos y sandwiches, una opción que resulta práctica pero no es la más indicada nutricionalmente. “Yo he visto madres que sirvieron distintos tipos de cereales y leche o patitas de pollo y no tuvieron ningún problema”, ilustra. En cualquier caso es prioritario que la comida se pueda manipular con facilidad. Por ejemplo, si la idea es servir panchos, no ponerlos enteros sino cortados por la mitad. Algo similar ocurre con la torta de cumpleaños: cuanto más simple, mejor. Es preferible evitar las coberturas o rellenos con mucha crema o merengue porque a los chicos no les gusta ensuciarse las manos. Son ideales los bizcochuelos con dulce de leche o la chocotorta.
Cosas que asustan
Con toda buena voluntad, las madres pueden organizar actividades que terminen asustando a sus invitados. Esto ocurre con frecuencia cuando aparecen personas disfrazadas con el rostro cubierto, o un payaso que no se maquilló delante de ellos. “Yo nunca recomiendo a las madres los cabezones –como llamamos a estos personajes– porque algunos chicos se asustan muchísimo y se generan situaciones muy incómodas, en las que por ejemplo el del cumpleaños está divertidísimo con la aparición, pero hay tres que están con un ataque de nervios... y no estoy exagerando”, afirma.
Algo similar puede ocurrir con los globos. Algunos chicos que les tienen miedo o se asustan excesivamente cuando explotan. Por eso, sugiere no excederse con los globos ni con la decoración en general: tiene que ser simple y estar fuera del alcance de los chicos.
¿Dónde está mi mamá?
Aunque ya están acostumbrados a pasar tiempo lejos de sus mamás, puede ocurrir que alguno de los invitados prefiera que ella se quede. “Yo siempre digo que las mamás no se vayan excepto que el chico sepa que ella se va a ir y lo acepte. La mamá se puede quedar, pero en un lugar distinto al de juego. Para eso hay que tener preparados dos espacios, uno para chicos y otro para grandes, de manera que el chico pueda levantar la cabeza o acercarse, ver a su mamá y volver a jugar”, detalla.
Otro dato para tener en cuenta es la fecha del cumpleaños. No es lo mismo un cumpleaños en junio que uno en diciembre. En esos seis meses se produce una importante evolución en los chicos de dos años y para fin de año, cuando ya hayan ido a varias fiestitas, sabrán mucho más qué esperar y cómo comportarse que al principio.
Una última recomendación –que es quizás la más importante– es disfrutar del momento. Importa mucho menos que el plato de papas fritas esté siempre lleno que estar ahí para ver la cara de felicidad y sorpresa del pequeño homenajeado.