Al observar el juego en chicos de entre 2 y 3 años, es claramente visible el cambio que se da en la manera en que se relacionan con los objetos. La mera descarga física y motriz es reemplazada por un modo más elaborado y complejo de valerse de los juguetes. “En el último tiempo, los autitos de Juan y Francisco (26 meses) dejaron de ser sometidos a golpes y sacudidas para ser usados de acuerdo con lo que efectivamente son. Ahora, los arrastran por el piso, como si fuera una calle, y los hacen chocar unos con otros”, cuenta Margarita, mamá de los mellizos. De la misma manera, una muñeca adquiere cualidades humanas y es, para las nenas de esta edad, una hija imaginaria a quien bañar, acunar y prodigarle cariño. A partir de esta edad, la recreación de situaciones cotidianas ocupa un lugar central en el juego de los chicos. La casa, la pista de carrera y el consultorio médico son algunos ejemplos de espacios de la realidad que, a través de la imaginación y la creatividad, ellos reinterpretan desde lo lúdico. La diferencia de ser nena o varón, que los chicos ya empiezan a advertir, también se pone de manifiesto en la elección que hacen de los juguetes.
En este sentido, hay una serie de juguetes muy adecuados para la etapa que va entre los 2 y los 3 años:
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Bloques y otros objetos para armar . Construir la torre más alta es uno de los juegos más populares entre los varones. Los bloques estimulan la imaginación y la motricidad.
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Autos, cocinitas y muñecas. Los objetos que en pequeña escala imitan los de la vida adulta son elegidos por nenas y varones a la hora de copiar. A través de ellos, recrean los modos de comportarse de los mayores que tienen a su alrededor.
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Materiales para dibujar. Papeles, masas, acuarelas, marcadores y plastilinas son elementos infaltables para la educación inicial de los niños de esta edad. El dibujo es una vía de expresión que le da lugar a la imaginación y pone en ejercicio el pensamiento simbólico, que empieza a desarrollarse en esta etapa. Además, es una excelente vía de descarga motriz.
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Libros. La lectura con los padres es una actividad que estimula el desarrollo del lenguaje y fomenta la interacción en la familia. Un cuento leído en voz alta es una excelente oportunidad para incorporar más vocabulario, conocer cosas nuevas sobre el mundo e incitar a la imaginación. Muchos chicos hacen de la lectura un ritual imprescindible que antecede a la hora de dormir.
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Instrumentos musicales . A los chicos les encantan las campanitas, las panderetas y otros instrumentos básicos para acompañar ritmos.
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Juegos de encastre . La complejidad de este tipo de juegos les plantea desafíos nuevos y los estimula a ejercitar nuevos conocimientos sobre las formas geométricas y los colores.
- Juegos con líquido . El control de esfínteres los estimula a jugar a contener agua en distintos envases, tanto en el momento del baño como en la playa o la pileta.
En jugueterías que hacen énfasis en el aspecto didáctico, los elementos propios de oficios como carpintero, enfermera o cocinero están entre los preferidos para chicos de esta edad. Las palas, baldes y rastrillos para jugar en la arena también se ubican entre los más populares. La estimulación a través de juguetes musicales y títeres también les atraen y son ideales para desarrollar sensibilidad artística. Laura Weisvein, dueña de las jugueterías Giro didáctico, asegura que en este momento se vive un auge de la música. “Hoy en día, las madres inculcan el gusto por la música desde que los chicos están en la panza. Les enseñan a relacionarla con momentos placenteros y nos piden CDs para cantarles canciones nuevas a sus hijos”, cuenta. A su vez, asegura que los elementos para pintar también se ubican entre los más pedidos por padres e hijos. Por último, observa que los juegos de encastre siguen siendo un clásico éxito de ventas. “Los eligen los chicos. Son ellos los que los buscan”,
concluye.