Entre los accidentes domésticos que sufren los bebés durante los primeros meses de vida, las caídas provocadas por el uso del andador se ubican entre los más comunes. Para muchas madres, representa el primer episodio desafortunado que las lleva de apuro a la guardia pediátrica más cercana. Golpes en la cabeza, fracturas y laceraciones de todo tipo son el saldo que dejan los choques y vuelcos con este artefacto infantil.
Paula, mamá de Simón (1), cuenta que la llegada del andador a la casa fue, inicialmente, motivo de diversión para toda la familia. El bebé se entretenía con el nuevo recurso para desplazarse y los padres disfrutaban de verlo deambular por los diferentes ambientes. "El triste final llegó cuando, en un escalón, Simón perdió el control del aparato y volcó hacia un costado. Por suerte, sólo se golpeó levemente, pero lloró mucho del susto y nunca más quiso subirse al andador", recuerda Paula.
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) desaconseja el uso del andador como recurso deambulatorio para los bebés. En un informe publicado por la organización, se estima que alrededor del 45% de los chicos que se desplaza con un andador sufre un accidente, producto de su uso. "Aunque la mayoría de las lesiones causadas por el andador son leves, ocasionalmente pueden ocurrir otras severas, como quemaduras, intoxicaciones, fracturas y aún muerte (por ahorcamiento, inmersión o caídas de altura)", relata el estudio de la SAP.
Los peligros que conlleva son el principal motivo detrás del rechazo del andador entre los especialistas. Existen, sin embargo, desventajas vinculadas a la motricidad que también se asocian con su uso. "Muchos traumatólogos aseguran que deforma los arcos de las piernas. Yo tampoco lo recomiendo, sobre todo porque los bebés que no caminan, todavía no están motrizmente preparados para manejar cuestiones de equilibrio, altura y cálculo de distancias. Además, suelen perder el control del aparato y excederse en la velocidad. Los chicos no tienen la capacidad para frenarlo y ahí es cuando pasan los accidentes", asegura la pediatra Susana Mercader.
En cuanto al uso del andador y el momento en que los bebés comienzan a gatear o caminar, no está comprobado que exista necesariamente una relación. "Hay chicos que usaron mucho el andador y empezaron a caminar al año, como normalmente sucede. De la misma manera, bebés que no lo usaron experimentaron retrasos en el desarrollo de la marcha", ejemplifica la pediatra. El informe de la SAP coincide: "La edad en que comienza la deambulación autónoma es independiente del empleo del andador. El tipo de movimientos que realizan las extremidades inferiores en el adminículo es diferente al de la deambulación normal".
Aquellos padres que se vean "tentados" de subir a sus bebés sobre un andador, deberán evaluar las potenciales consecuencias de esa decisión y naturalmente, consultar el tema con el pediatra de su hijo. Los potenciales accidentes son un precio demasiado alto a cambio de una ilusión de desplazamiento que puede resultar traumática.