Cuando dejan atrás la etapa de bebés, los chicos empiezan un vertiginoso proceso de socialización en el que la interacción con sus pares se vuelve fundamental. En espacios como la plaza o el jardín de infantes, entran en contacto con otros chicos a través del juego y advierten las diferencias entre “lo que hacen las nenas” y “lo que hacen los nenes”. Además, esta nueva fase en el desarrollo se caracteriza por un aprendizaje constante, mediante la imitación de los modelos adultos de masculinidad y femeneidad.
Es a través de estas dos vías, entonces, que los chicos empiezan a advertir las diferencias de género e inician un largo proceso de exploración de su sexualidad. “A los 2 o 3 años, no registran la distinción de sexo, en términos del aparato genital. A esta altura, sólo saben que hay varones y nenas. Así, empiezan a imitar a su mamá o a su papá, disfrazándose con su ropa y reproduciendo conductas propias de cada género”, explica la psicóloga María José Correa, y agrega: “Recién a los 4 o 5 años, los chicos advierten que no todos tenemos el mismo cuerpo y que hay órganos sexuales propiamente masculinos y otros propiamente femeninos”.
En consecuencia, la exploración y observación del propio cuerpo es inherente a la curiosidad por esa diferencia. “Es lógico que los chicos empiecen a estar más intrigados. Espían, preguntan, comparan... y todo esto es importante que esté presente. Es parte del proceso lógico y natural de maduración”, afirma la especialista.
Es en este momento que surgen muchas preguntas vinculadas, entre otros temas, al aparato genital de cada género, al origen de los bebés y a las relaciones sexuales. Lo importante, entonces, es que los padres estén preparados para brindar respuestas acorde con el nivel de comprensión de sus hijos y con la manera en que las cuestiones de sexualidad son tratadas en la familia.
Silvia, mamá de Julieta (4), comparte una anécdota ilustrativa: “A partir del momento en que mi hija descubrió que su cuerpo era diferente al de su hermano menor, le empezaron a surgir muchas preguntas sobre el por qué de las diferencias del aparato genital. Su curiosidad crece cada día, por eso mi marido y yo tenemos que estar alertas y preparados, para responder con información que ella pueda manejar, sin abrumarla con detalles que puedan confundirla todavía más. Es un desafío constante”.
Además de las preguntas, la exploración de la sexualidad infantil se manifiesta a través del juego. Es esperable, por ejemplo, que los chicos recreen la situación del doctor o que exhiban la ropa interior. “Esas son las oportunidades que tienen que aprovechar los padres para explicarle a sus hijos los límites entre lo que pueden hacer o mostrar en público y lo que no”, sugiere Correa.
En cualquier caso, lo importante es que los chicos entiendan que todas las personas tienen un cuerpo y que, en tanto les pertenece, debe ser cuidado y resguardado. “Es fundamental aclararles que no deben mostrar las partes íntimas en público”, subraya la psicóloga.
De todas maneras, siempre y cuando se haga en el ámbito privado, el proceso de aprendizaje y exploración del propio cuerpo es necesario para que los chicos logren conocer y comprender, a nivel intelectual, aquello que están descubriendo de sí mismos. Si esta etapa crucial se transita con la información y la guía adecuada por parte de los padres, los chicos harán una transición saludable y exitosa hacia la consolidación de la identidad sexual en los años posteriores.