Si se les pregunta a las madres si sus hijos son activos y tienen energía, es probable que la mayoría conteste sin dudar con un "sí" rotundo. En los primeros años de la infancia, los niños adquieren habilidades motrices y simbólicas que les “abren las puertas” para explorar el mundo con entusiasmo y voracidad. Corren, saltan, tocan, gritan... todas estas actitudes son normales y esperables para la fase de desarrollo y maduración que están atravesando.
Existen, sin embargo, grados extremos de hiperactividad que requieren de un manejo especial por parte de padres, maestras y de las personas que cuidan a los niños. Lo importante, entonces, es conocer cuáles son las señales de alerta o los síntomas presentes en niños hiperkinéticos.
A partir de esa información un tratamiento adecuado es fundamental para superar la dificultad. Susana Ruth Merlo, psicopedagoga, ofrece algunas claves para reconocer a los niños hiperactivos:
- Se muestran de esa forma en cualquier ambiente en el que se desenvuelven.
- No pueden quedarse quietos y necesitan actuar constantemente a través de descargas físicas.
- A la hora de jugar, tienen dificultad para respetar turnos y secuencias.
- Suelen sufrir muchos accidentes porque les cuesta medir el peligro.
Frente a estas actitudes, muchos padres suelen planificar numerosas actividades para que los hijos descarguen energía. La escuela, entonces, es el ámbito donde se detecta el problema en primer lugar. “Las maestras se ponen en contacto con los padres porque, además de ver los mismos síntomas que se dan en la casa, observan que los niños no logran terminar con algunas tareas y tienen problemas para ordenarse y organizarse”, comenta Merlo.
Este fue el desencadenante que llevó a Mara, mamá de Javier (3), a hacer una consulta. “La maestra me sugirió que conversara con una psicopedagoga y le describiera la conducta de mi hijo al pediatra. Después de una evaluación en conjunto, le diagnosticaron hiperkinesis y me aconsejaron que empezara de inmediato con una psicoterapia”, relata Mara.
Es importante tener en cuenta que el problema de la hiperkinesis no se vincula con falta de capacidad intelectual ni con rebeldía por parte de los niños. “Se trata, en cambio, de una dificultad para simbolizar, para ligar sentimientos con palabras. Por eso, cuando llegan estímulos externos que no pueden ser procesados adecuadamente, se descargan a través de conductas motrices impulsivas”, señala la psicopedagoga.
Una vez detectado el problema, los expertos coinciden en que el mejor tratamiento para superarlo es multidisciplinario. En muchos casos, la hiperactividad representa un “pedido de ayuda” ante situaciones que no pueden ser manejadas por los niños. El asesoramiento de un psicólogo, entonces, es aconsejable, tanto para el hijo como para los padres. A su vez, es recomendable que en el ámbito de la escuela, una psicopedagoga trabaje en conjunto con la maestra para ayudar al alumno con este problema. Una consulta pediátrica, por último, es indispensable para evaluar la necesidad de indicar medicación.
Desde la casa, los padres también pueden aportar lo suyo para contener y ayudar a los niños hiperactivos. Algunos consejos:
- Planear actividades muy organizadas, que demanden períodos cortos de atención (al niño le debe quedar claro qué debe hacer en ellas).
- Generar espacios de interacción padres-hijo, en los que la dedicación sea exclusiva y el niño pueda sentir que es especialmente tenido en cuenta.
- Demostrarle que hay un canal abierto de diálogo para que exprese sus preocupaciones y problemas.
- Establecer contacto frecuente con la maestra para estar al tanto de cómo se desenvuelve el niño en el ámbito escolar.
No existe una fórmula infalible para tratar a los niños que sufren de hiperkinesis. Cada familia, entonces, deberá abordar el problema desde su situación en particular. Con el tratamiento adecuado para cada caso y la dedicación puesta al servicio de la salud infantil, tanto padres como hijos superarán la dificultad, fortaleciendo su vínculo en el proceso.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp.