Después de dos meses en contacto con el mundo exterior, el bebé ya es un verdadero “experto” al momento de poner en práctica algunas destrezas propias de esta etapa. Es perfectamente capaz de seguir un objeto con la vista, distinguir la procedencia de los sonidos y agitar los brazos y las piernas como el mejor de los atletas. En este momento, sin embargo, también empiezan a aparecer nuevas habilidades capaces de provocarle la misma sorpresa y satisfacción que las de las primeras semanas.
Por un lado, el bebé de dos meses descubre que no sólo es capaz de oír sonidos, sino que también puede emitirlos y hacerse escuchar. Comienza así una etapa de innumerables ajós e incipientes balbuceos que deleitan a más de un padre orgulloso. Es importante, entonces, que los adultos estimulen el desarrollo de esta primera forma de lenguaje a través de la imitación. Cada vez que el bebé emite un sonido, es bueno que los padres lo repitan. Este intercambio “verbal” refuerza su confianza y lo incita a probar nuevas formas de balbuceo.
En materia de vista, los juegos de contraste entre tonalidades que provocaban tanta fascinación durante las primeras semanas de vida empiezan a cederle el lugar al universo de los colores. Poco a poco, los bebés logran distinguir las diferencias cromáticas. Los libros con figuras, las fotos y la infinidad de objetos atractivos en la calle o la casa son opciones ideales para que recreen la vista. Un album familiar, por ejemplo, no sólo ofrece imágenes de colores, sino que además sirve para que el bebé empiece a reconocer las caras de familiares, amigos y otros seres queridos. “Mi casa está llena de portarretratos. Todos los días, levanto a mi beba en brazos y recorremos los diferentes ambientes para que vea las fotos que están expuestas. Frente a cada una le cuento quiénes figuran. Creo que es una buena manera de empezar a familiarizarla con las personas que la rodean”, opina Carina, mamá de Sol (2 meses).
Por otra parte, ya es momento de que el nuevo miembro de la familia “participe” de las tareas cotidianas y comience a observar todo lo que sucede en su entorno. Una sillita que lo sostenga en la posición adecuada le permite expandir su campo visual y estar integrado en los distintos ambientes de la casa. De esta manera, los padres pueden desarrollar sus actividades y contarle al bebé lo que están haciendo. Esta interacción estimula la adquisición del lenguaje y lo pone en contacto con los diferentes objetos por descubrir.
La Guía para padres de Baby EinsteinTM ofrece ejemplos de tareas domésticas que pueden despertar el interés del bebé:
Otro gran hito del desarrollo que se afianza en este momento es la capacidad para sostener la cabeza. Si bien es probable que el bebé logre hacerlo por períodos cortos, una excelente manera de ayudarlo a ejercitar es posicionarlo boca abajo durante un rato (siempre bajo supervisión adulta). La postura lo incita a levantar el torso y mantener la cabeza erguida. El cambio de perspectiva, además, le va a resultar novedoso e interesante.
Poco a poco, el abanico de destrezas y actividades se expande ante los ojos del bebé. A las nuevas habilidades motrices y sensoriales, se suma un incipiente desarrollo en el plano de lo social. Así, el bebé empieza a integrarse a la familia y a reconocer a quienes lo rodean, y esa inolvidable primera sonrisa no tarda en llegar.
Nota elaborada con el auspicio de Baby Einstein TM.