El desarrollo –crecimiento y maduración- del cerebro es un proceso que va desde las áreas más primitivas y antiguas, a las más evolucionadas y nuevas del ser humano. Desde el centro del cerebro hacia la periferia del mismo.
En el momento del nacimiento las partes más maduras del cerebro del bebé son las más internas, las que conectan con la médula y el tronco cerebral, que son las encargadas de controlar los comportamientos automáticos, o los reflejos innatos.
Las partes menos desarrolladas en el momento del nacimiento, o sea las más periféricas como la corteza cerebral, son las más dependientes del crecimiento de cada persona y, por lo tanto, las más maleables. La corteza cerebral controla todos los comportamientos del ser humano de carácter voluntario. Los movimientos son inicialmente involuntarios y reflejos, y se van convirtiendo en voluntarios a medida que el cerebro va madurando.
El desarrollo del cerebro depende de la genética, del crecimiento dentro del seno materno, del parto, de la alimentación, de la salud del bebé y del grado de estímulo y afecto que tuvo el niño.
En esta pequeña guía para padres, describiremos paso a paso el desarrollo de un bebé hasta los 5 años de edad.
El bebé de 1 mes comienza a usar sus sentidos para recibir los estímulos del mundo fuera del útero. Comienza a procesar la información, pero tardará un tiempo todavía en reconocer su propio cuerpo. Reconoce a su mamá por el olfato, la ve pero a corta distancia y solamente como una sombra. Se comunica con el llanto, y con él expresa dolor y hambre. Aún no levanta su pesada cabeza. Mueve los pies y las manos.
El bebé de 2 meses comienza a mover su cabeza, está más atento, tiene un llanto más expresivo y comienza a sonreír. Con la madurez de la visión logran reconocer el rostro de la mamá y pueden seguir con los ojos y la cabeza una persona u objeto.
El bebé del 3 meses ve los colores y tiene un oído que lo lleva a estar pendiente de los ruidos y la música. Por un ruido fuerte abre los ojos y frunce la frente, o deja de mamar. Comienza a reconocer y juega con sus manos, que empieza a usar para agarrar algún objeto. Descubre sus manos. Empieza a entender la causa efecto, tocando o tirando objetos y haciendo ruido.
El bebé de 4 meses sujeta todo lo que tiene cerca y los pasa de una mano a la otra sin problema. Tratará de coordinar sus manos, con la vista y la boca. Su capacidad social empieza a desarrollarse, diferencia las distintas voces de la casa.
El bebé de 5 meses está más conectado y activo. Rota en la cama solito y se lleva absolutamente todo a la boca. Ya no le sonríe a todos, solamente los conocidos, hay rostros familiares y no familiares. También puede diferenciar una voz que lo sanciona. Le toca el turno a los pies con los que jugará y agarrará, y a su imagen frente a un espejo, con la que se irá identificando. La emisión de todo tipo de sonidos, que recepcionará con su oído, irá sentando las bases de su lenguaje al lograr asociar las neuronas que generan el sonido con las neuronas que perciben ese sonido.
El bebé de 6 meses conquista la posición de estar sentado con equilibrio propio. Tiene pleno control del giro de su cabeza y una visión tan buena como la de un adulto. Sus miembros superiores pueden sostener la mamadera. Su gorjeo toma el tono de un diálogo, el balbuceo aún no tiene significado. El bebé tiene más clara su identidad.
A los 7 meses, el bebé entiende el “NO”. También entiende que lo aprueben con un aplauso. La dentición puede inflamar sus encías e irritar su conducta. Por esta razón, babea más y se lleva todo a la boca.
A los 8 meses cambia la “pinza” que tenía entre los dedos y la mano por una pinza mucho más evolucionada y versátil, la del pulgar con el índice.
El bebé de 10 meses aprende a comunicarse y por supuesto a pedir cosas por gestos, monosílabos o señalando con el dedo lo que quiere. Comprende si se desaprueba su comportamiento, y puede sentir intensos celos por otro bebé. Son muy curiosos, investigan toda la casa gateando.
A los 11 meses se paran con ayuda.
A los 12 meses comienza a caminar, los brazos abiertos mejoran el equilibrio. Con una capacidad de hablar muy limitada se comunican muy bien. No quiere estar solo. Entiende mucho, pero puede manejar unas 5 palabras. Puede decir su edad con uno de sus dedos. Puede dar besos para expresar su afecto.
Al año y medio la inteligencia avanza y ya puede usar algún instrumento como un palo para alcanzar cosas a las que no llega con sus manos. Camina por todo su ámbito y explora. También comienza a ensayar trepar, balancearse y saltar. El vocabulario puede ser muy rico. Dibujar, pintar y jugar con masa es una gran diversión. Se le puede enseñar a identificar los animales por los sonidos que emiten. Reconoce los familiares en fotos y puede decir los nombres.
El nene de 2 años maneja muchas palabras –aproximadamente 300-, cuenta hasta 10, sabe los colores y puede aprender canciones. Todo es “mío” y no sabe compartir. Conversa mucho, puede responder y le gusta preguntar. El despliegue de actividad física con pelotas, escaleras o juegos de plaza es muy importante. Empiezan los conflictos y las rabietas. Hay que comenzar a enseñarle los límites.
A los 2 años y medio el nene puede saltar en 2 pies, caminar en puntas, andar en triciclo, y hacer unas cuantas piruetas. También arma rompecabezas y sigue un dibujito animado. Desde el punto de vista más intelectual lo interesante es como empieza a imitar en todo a los adultos. Esta es su etapa anal, donde ensayan la retención. Su lenguaje arma frases.
El niño de 3 años descubre las diferencias entre los sexos y sus genitales. Se identifican con el padre los niños y con la madre las niñas. Empiezan a entender sus sentimientos y a relacionarse mejor con otros niños. Sus dibujos tienen sentido, pueden escribir algunas letras o su nombre. Pueden comenzar sus primeras actividades en la computadora y ensayar con instrumentos musicales. Su lenguaje maneja unas 1000 palabras.
A los 4 años pueden realizar todas las tareas básicas de higiene personal. Su independencia mejora y comienza una curiosidad por aprender cosas sobre su mundo y su origen. Preguntan mucho e incorporan todo lo que les explican. Les gusta ver fotos de cuando eran bebes. Se relacionan mejor con los otros niños y comienzan los juegos de competición. Comienzan a invitar a sus primeros amiguitos a jugar a su casa. Su estado de ánimo suele ser rápidamente cambiante, vuelven las rabietas, desobediencias y búsqueda de los límites.
El niño de 5 años tiene una motricidad fina que le permite dibujar, escribir, o cortar con una tijera. El equilibrio y la motricidad gruesa le permite andar en bicicleta. Es emocionalmente mucho más estable. Se lo nota más obediente, responsable y comprensivo Las diferencias sexuales desaparecen de sus preocupaciones, enfocando su afán de saber, por el mundo, su historia, los animales, etc., comenzando una larga etapa de ávido aprendizaje que suele abarcar hasta la preadolescencia.
Por el Dr. Alejandro G. Andersson
Neurólogo - Centro de Diagnóstico Rossi
MN: 65.836