El niño de cuatro años no maneja con precisión las secuencias temporales. Puede entender los conceptos como “antes y después”, pero seguramente se ponga muy ansioso si la mamá le indica que recién “por la tarde”, podrá ir al cumpleaños de un amigo.
Aunque la capacidad de ubicación espaciotemporal se inicie dentro de los primeros meses de vida, recién a los seis años, el niño manejará diestramente conceptos que contemplen acciones en el pasado, el presente y el futuro. Para llegar a este entendimiento, necesitará experimentar primero las rutinas y los hábitos cotidianos. De esta manera su manejo del tiempo podrá establecerse, poco a poco, a través de la hora de ir a la escuela, el turno para sentarse a comer, el tiempo de jugar y el momento de ir a dormir. También precisará ejercitar secuencialmente los hábitos de cepillarse los dientes por la mañana y por la noche, lavarse las manos antes de sentarse a la mesa y bañarse entrada la tarde, entre otros.&
El manejo de las rutinas no sólo ayuda a qué el pequeño descubra el concepto de la temporalidad, sino que también sirve para que se sienta seguro y confiado. Los pequeños de cuatro años no están preparados para vivir en la incertidumbre o con bruscos cambios en su vida cotidiana. Es por eso, que los jardines de infantes siempre contemplan un momento de adaptación en el comienzo del año escolar.
Una manera para que el niño pueda alivianar su ansiedad frente a una situación que demande una espera de tiempo, es asociarlo a su rutina cotidiana. Por ejemplo:
- “¿Mamá, cuándo llegará papá del trabajo?”
- “Papá estará en casa, como todos los días, después de que te hayas bañado.”