Si bien el nacimiento de un bebé provoca en sus padres alegría y satisfacción, en algunas ocasiones también puede generar estrés, temor o rechazo. Usualmente, estos sentimientos se encuentran acompañados por una profunda culpa. Gran cantidad de mujeres experimentan tristeza en los días posteriores al parto y también se deprimen los padres, frente a la creciente responsabilidad que experimentan en su nuevo rol.