La primera patadita que percibe la mamá como burbujas en la panza es una señal inconfundible, una confirmación de la vida que se desarrolla al amparo de su cuerpo. El papá y los hermanitos empiezan a sentir que el bebé está ocupando un lugar entre ellos, y se preparan para darle cabida.
Aunque tal vez los cambios físicos son los más notorios, la mujer experimenta distintos sentimientos a lo largo de la espera del nacimiento de su hijo.
Una de las noticias más emocionantes que puede recibir una persona, se hace realidad. Llega una nueva vida a la familia, y con ella, comienza un proceso cargado de amor.
Aunque es la mujer la que lleva durante nueve meses al bebé en su panza, el lugar del padre es tan importante como el de la mamá, porque lo complementa. Contención, compañerismo, paciencia y saber escuchar son algunas de las virtudes para poner en práctica. Concentrarse en las necesidades físicas y psicológicas de la mujer ayudará al papá a vivir su paternidad con mayor plenitud.