Motricidad gruesa: Es incansable: está aprendiendo a correr y no para de subir y bajar de toda superficie lisa que encuentra. Trepar es una actividad que le permite desarrollar sus habilidades motrices, al tiempo que le ofrece una perspectiva distinta de sus espacios habituales. Hay que vigilarlo con mil ojos, pero dejarlo explorar. Si querés saber qué recaudos debés tomar, para dejarlo explorar, pero sin exponerlo a peligros, ingresá aquí.
Persona social: Empieza a mostrar rasgos de carácter y no es raro que se contraríe y arroje los juguetes y otros objetos. Llegó la hora de los límites. A los 16 meses el bebé no sólo puede entender reglas sencillas, sino que necesita los límites para seguir creciendo. Por ejemplo, comprende perfectamente indicaciones como: “No tires la comida” o “Después de almorzar dormimos la siesta”.
Comunicación: Estabas acostumbrada a interpretar cada uno de sus gritos y sus llantos... ¡ahora él tiene algo que decir! Aunque todavía no lo exprese verbalmente, señala los objetos que quiere o agarra la mano de su mamá y la lleva al lugar a donde quiere ir. Es impresionante ver cómo poco a poco va aprendiendo lo que le gusta y lo que no. Entre las cosas que más disfruta, seguramente está la hora de los cuentos: antes de dormir, le gusta tomar un libro y llevárselo a sus padres para que se lo lean.
Motricidad fina: ¡Peligran las paredes: descubrió los lápices y crayones! Para que desarrolle su veta artística sin alterar el orden de la casa, conviene siempre tener a mano papel en blanco y enseñarle que lo puede usar para dibujar. Lo mejor son los crayones no tóxicos y lavables.
Te recordamos que estos hitos del desarrollo son aproximados, dado que cada bebé es único. Ante cualquier duda, te sugerimos que siempre consultes al pediatra.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp