Convencida de que su sangre era cero positivo, a los 24 años, a pocos meses de casarse, Inés se enteró de que en realidad era negativo. "¡No podía ser de otra manera, vasca hasta en la sangre", sentenció una tía, un segundo antes de preguntar: "¿Y Gonzalo qué es?". Era cero positivo. "Uuuuuhhhhh", replicaron varios, a coro, ante la respuesta. La llamada incompatibilidad Rh en el embarazo es un tema que generalmente produce alarma y temor. Sin embargo, con una serie de estudios y medidas hoy se puede detectar y prevenir a tiempo.
El factor positivo o negativo de la sangre depende de la presencia o ausencia, respectivamente, del antígeno D en los glóbulos rojos. La incompatibilidad Rh se puede producir en la gestación de un bebé de madre negativa y padre positivo, cuando el hijo hereda el factor del padre (situación muy probable pues, por ejemplo, sólo el 15 por ciento de las personas caucásicas son negativas).
La incompatibilidad se desata cuando la sangre de la mamá y la del bebé entran en contacto, lo cual generalmente se produce en el parto, pero también puede ocurrir en otras circunstancias médicas, tales como el embarazo ectópico o cuando se realiza una punción.
Cuando la mujer Rh negativo queda embarazada, se le realiza el Test de Coombs indirecto , que determina la presencia de anticuerpos anti-Rh. Si el resultado es negativo, significa que nunca tuvo contacto con el antígeno (se trata de una mujer sin antecedentes de embarazos, abortos ni transfusiones), por lo cual no está sensibilizada y no hay riesgo para el bebé. Esta prueba deberá repetirse en todos los trimestres del embarazo, para controlar que la situación no haya cambiado. Si el resultado muestra que está sensibilizada -es decir, que su sangre entró en contacto con el antígeno D y produjo anticuerpos-, se evalúa en qué cantidad. Si son pocos, se controlará sistemáticamente que no aumenten.
Cuando la mamá da a luz, si el bebé resulta ser positivo, el antígeno D de su sangre entra en el torrente sanguíneo de la madre, lo cual activa la respuesta inmune de la madre (sensibilización). Si los anticuerpos llegaran a desarrollarse, el riesgo no es para ella ni para ese hijo, sino para el próximo hijo positivo que pueda tener, pues los anticuerpos pasarían a través de la placenta, destruyendo los glóbulos rojos del bebé en gestación (hemólisis). Por eso, antes de que pasen 72 horas del parto, la mujer debe recibir una inyección de inmunoglobulina de Rh (RhIg), que destruye las células Rh positivas del bebé que entraron al flujo sanguíneo de la madre, antes de que se produzca la respuesta inmune.
Sin embargo, se ha estudiado que en un dos por ciento de los casos la sensibilización se produce antes del parto; por eso la inyección se administra además en la semana 28 del embarazo. También se aplica en las otras situaciones en las que puede producirse una mezcla de sangre: un embarazo ectópico, una transfusión con sangre Rh positiva o una punción.
La incompatibilidad Rh es un tema complejo. Sin embargo, hoy se puede detectar, prevenir y controlar. La prioridad es evitar en la madre la formación de los anticuerpos anti-Rh. Para ello, es fundamental que el profesional de la salud que siga el embarazo sepa fehacientemente y con la mayor urgencia qué sangre tienen los padres. A partir de esa información, pondrá en marcha esta batería de estudios y medidas para cuidar que esta extraña incompatibilidad no afecte a este bebé ni a los que vendrán en el futuro.
Nota supervisada por el Equipo Médico de Mamashelp